Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Actuas, actuas y actuas porque sabes que a nadie le importa conocerte.

Interpreto a diario el papel de mi vida, desde que me levanto hasta que me acuerdo adopto el papel de una chica conforme con todo lo que pasa a su al rededor que intenta ocultarle a la mujer con la que vive que la odia y que no es capáz de pedirle a su padre que la lleve con él y sus hermanos.
Esta chica llora cada noche en silencio y no hace más que planear como y cuando se marchará sin avisar a cualquier parte. Ella sabe que le quedan solo dos años en esa casa, pero siente que se ahoga. No puede más. Pero esos son los matices realistas que le aporto al papel.
En realidad ella va de dura, va de fuerte y de que todo se la suda bastante. Pero tiene miedo de que alguien, cualquiera, traspase su coraza y descubra que en realidad le da pánico la gente y el daño que esta pueda hacerle.
Hace tiempo que tiene en mente (y en los pulmones) alguna que otra droga dañina. Cree que estas pueden evadirla de todo y cuando no puede conseguirlas se apoya en la música que cree que la entiende más que la mayoría de las personas. Y no se equivoca.
Hace creer a todo el mundo que  no quiere enamorarse, que solo le interesa el sexo y la pasión, el amor libre. En realidad no se quiere enamorar por que duda de si misma y de su capacidad de estar con una persona sin hacer algo mal. Cuando se enamora, se endurece y comienza a ser bastante desagradable con la persona de la que "no está enamorada" con argumentos del tipo; "soy una zorra", "mejor olvidarlo", "No insistas, en serio, es lo mejor..." pero muere por que alguien aparezca un día de lluvia y la obligue a bailar. Pero hasta la fecha eso no ha pasado y a aprendido a odiar el baile, pero nunca la lluvia.
Disfruta mirando fotos de cuando era pequeñita en las que sale con sus hermanos, primos, tíos o padres porque sabe que en esas fotos sonríe porque tiene ganas de sonreír y no porque es lo que tiene que hacer. Llora cuando se pone a ver esas fotos, pero es un llanto que la hace sentirse mejor consigo misma y con el mundo.
Odia quejarse, si, pero no hace otra cosa. Puede tirarse horas encerrada en su cuarto quejándose siempre para si misma y si llega a alguna conclusión la anota en un cuaderno que su madrina la trajo de uno de sus viajes. Antes lo hacía en un cuaderno granate de Renfe "Madrid-Valencia" que le regaló a una de las pocas personas que realmente aprecia por su cumpleaños. Hecha mucho de menos ese cuaderno y lo que había dentro.
Siente una extraña atracción hacia el fuego y quiere ver su casa arder con todos los recuerdos de su vida dentro. Lo único que le gusta más que eso es meterse vestida en la bañera y pasarse allí horas. Algún día alguien la encontrará allí y ella tendrá que dar muchas explicaciones.
No le gusta dar explicaciones y lo único que busca es alquien con quien mantener largas charlas sobre cosas sin sentido porque sabe que, llegado el momento, podrá contarle a esa persona quién es o podrá pedirle ayuda para averiguarlo.
Quiere ser actriz y que la gente recuerde sus papeles y no su historia, porque no le gusta esta. Aborrece el pasado y el presente, pero confía en el futuro a pesar de todo.
Tiene, o cree tener, amigos pero estos ignoran muchas cosas de ella y cuando la ven llorar y no reír, siente que todo se va a la mierda.
A veces se sienta en el cesped de cualquier parte y piensa historias sobre las personas que ve. Suelen ser buenas historias, algunas las escribe en su blog. Otras se las calla, son demasiado tristes.
Solo quiere se un poco más feliz cuando se levanta de la cama en la que se refugia pensando "Aquí no llegan los gritos. Aquí solo mando yo y mis sueños, nadie más tiene poder en mi cama."
Cuando es realmente ella se muerde el labio, ahí no actua. Pero eso no lo sabe nadie.
Y este es el papel de mi vida. El papel es malo, pero se ajusta a mi perfil.

martes, 27 de diciembre de 2011

Tu respiración sobre mi piel, tan tentadora...

Amor abrasivo, aplastante, incontenible, sin miedos y sin barreras. Algo por lo que merezca la pena sufrir y llorar. Que vaya a aportarte más de lo que vas a dejar para que siga adelante. 
Amor caprichoso, tierno, dulce, ingenuo, sin limites, sin principio ni fin.
Ciego, basado en el tacto. En caricias, en susurros, en besos, en mordiscos. Un amor que pueda prescindir de la vista. Que te revuelva la cabeza y te deje una sensación de vacío en el estomago cuando se acabe.
Seguro de si mismo, permitiéndote avanzar entre todo y a través de un campo de minas con los ojos vendados. 
Aportándote la fuerza que necesitas para avanzar hasta un final que no ves llegar. Y te encanta.


¿Que pides? Si tienes todo al alcance de tu mano. Si tu corazón se acelera con un solo roce de sus dedos porque has preferido dejarte llevar a dejarlo pasar. Ese tipo de emociones que te estás ofreciendo al permitirte sentir, al dejarte ser feliz de un modo distinto. De una manera bonita y brillante.
Un amor de esos que te obliga a olvidarlo todo erizándote el vello de la nuca al sentir su respiración sobre tu piel, sus manos en tu mejilla y sus labios a apenas unos milímetros de distancia.
Eso a lo que llaman locura.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Time to run away.

Vas un día paseando tranquilamente por la calle. La gente al rededor no te mira, no te siente. Es como si realmente no existieras. A nadie le importa que estás ahí.
Pero no es a eso a lo que voy, no eso no.
Vas andando, te paras en algún que otro escaparate y lo miras sin demasiado entusiasmo. Unos cinco minutos después, llegas a un parque; Es un sitio precioso. Por donde quiera que mires ves hojas volando desde las copas de los árboles hasta el suelo. Los tonos otoñales se apoderan de todo a tu alrededor y tú te dejas envolver sonriendo. Solo porque es perfecto, solo porque nada ni nadie pueden romper la paz que te inspira ese sitio. Es genial, casi mágico.
Entras en el parque y buscas con la mirada un sitio que parezca cómodo para sentarte y escribir, leer, dibujar, o, simplemente, para mirar a la gente que pasa como tú desprevenida por el parque.
Encuentras un sitio, lo ves de frente y te dices a ti mismo "ese es el sitio, ahí quiero quedarme". Te encaminas hacia allí y tomas una fuerte bocanada de aire.
Te sientas debajo de un árbol y observas, durante unos segundos, que a los pies de este está todo cubierto de unas preciosas hojas amarillas que reflejan el sol haciendo del ese lugar algo brillante y luminoso. El frío te saca de tus pensamientos y con un soplo de aire te pide que mires el reloj. En una hora y media anochecerá y, seguramente, tú, seguirás ahí quieto. Como si esperases a alguien, pero ese alguien no va a ir a verte y tú solo tienes que encargarte de estar bien. Pero el sitio ayuda.
Sacas tu libreta de la mochila; sacas un lápiz, una goma y te tomas un chicle. Es de fresa, te gusta.
Balanceas el lápiz entre tus dedos, pensando con calma qué quieres hacer. Podrías dibujar el sitio en el que estás pero eso siempre te sale mal y te enfadas contigo mismo. Tal vez escribir sobre él describiéndolo con exactitud, pero no lo haces porque sabes que el resultado no será satisfactorio. Resoplas y te bloqueas, apoyas sobre tus piernas el cuaderno y el lápiz y cierras los ojos. El viento te golpea en la cara, te despeina, te acaricia y te susurra cosas que no puedes entender. Pero estás bien, muy bien, increiblemente bien. Sonríes otra vez y te das cuenta de que no oyes nada. 
¿Nada? Nada.
No hay gritos de niños jugando, ni el rumor de el viento entre las hojas de los árboles... nada es nada. Ni si quiera te escuchas respirar, ni tus latidos. Y entonces algo toca tu hombro y abres los ojos. Se te ha hecho increiblemente tarde, quedan unos minutos para que atardezca y se vaya la luz por completo. Te pones de pie y corres hacia la estación de tren. Calle abajo el viento te golpea con fuerza, como queriendo rogarte que retrocedas y vuelvas al parque para que pueda mecerte y dejarte dormida. Pero tienes que decirle que no, que tienes que volver a casa o se hará muy tarde y será peor. El viento deja de frenarte y tú aceleras el paso, finalmente llegas a la estación y coges a tiempo tu tren. Subes y buscas un sitio de cara a las luces del atardecer, para poder mirarlas. Te prometes a ti mismo que no te quedarás dormida y que estarás pendiente de como la tierra se traga al sol. Lo consigues, sientes que lo vas a conseguir. Y miras hipnotizado el horizonte.
Pero bajas la vista, solo por un segundo en el que miras tontamente una hojita amarilla enganchada en tu jersey. Y para cuando levantas la vista ya no está el sol. Solo queda una última luz que te golpea con fuerza en la cara. Te has perdido el atardecer.  Tienes las luces pero no el sol entrando en la tierra. Entonces suspiras y apoyas la cabeza en el cristal, abatido, diciéndote a ti mismo "otra vez será". Y ,pensando que mañana volverás a Madrid solo para retar al sol con la mirada, cierras los ojos unos instantes antes de que una voz repetitiva anuncie la siguiente parada.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Te quiero un huevo.

Me regalas tu existencia, tus animos infinitos y tus ganas de vivir día tras día. Princesa de amplia sonrisa que me obliga a pensar, a pararme y a ser mejor. Y si no lo consigues dices cualquier cosa que sabes me va a hacer cambiar de actitud. No te ha importado darme golpes de palabras cuando yo estaba más perdida.
Muchas veces he intentado escribir para gente concreta, Fons, esta es tu tercera entrada y aún podría escribirte a ti cada año por tu cumpleaños. Eres genial y eso siempre es una gran inspiración.
Te quiero un huevo, cada día más, con sus mariconadas y todo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

En ocasiones me digo a mi misma que soy fuerte, en ocasiones me despierto y sé que no soy nada valiente.

Aprendí a cantar, a mejorar y a olvidarme de todo lo demás.
Aprendí a alzar a la voz, a guardar solo lo mejor de todo lo que me pasaba siempre y que, casi nunca, era bueno. Aprendí que tu sonrisa era el mejor color para vestirme.
Y ahora no puedo olvidarte y no puedo mejorarme, mi cabeza ya no cambia esta quieta donde está, es un objeto inamovible destinado a la más absurda soledad.
Nadie mira hacia atrás sin tener una razón, un motivo, un "algo" por lo que poder hacerlo. Y tú me ofreces un momento de silencio y una pequeña reflexión antes de volver a casa para quemar mi habitación conmigo. Y recuerdo las formas de tu boca, y la cama y el colchon que se juntan desesperadamente impacientadas queriendo regrese yo. Y ahora una foto en blanco que hace como 30 años hizo un hombre viejo capturando la sonrisa de un bebé que acababa de nacer hace apenas dos días, me mira desde la mesilla y espera que ahora sea yo quien sonría.
Somos victimas los dos, tú de mis tonterías y yo de tu estúpidas sin razón, tus cambios de humor, tus "Ahora te quiero, mañana ya no". Y de aquellas mil historias que nos hicieron creer, somos víctimas los dos.
¿Qué puedes tú saber? ¿Qué me vas a responder? Si apenas recuerdas lo que me dijiste antes de ayer. Si nunca has jugado a atrapar el viento y te importa más bien poco si crezco o me quedo quieta en un mundo pequeño.
Me quedaré de nuevo con las ganas de decirte "Te eché de menos", de abrazarme a la locura y de dormir cuando tengo mucho sueño.
Mis miedos pesan mucho, pesan más que todo eso y a nadie parece importarle que haya tirado la toalla y no quiera seguir monitorizándome. Así llamo a mis ideas dirigidas, las que me reflejan y las que no lo hacen, son todas parte de una monitorización de mierda de mi vida. 
Me desespero con nada y nada es lo que me importa que quieras seguir escribiéndome historias.

"Proyectos de Futuro."

Hace tres días volví a ver a Jack, pero ya no parecía el mismo. Estaba nervioso, miraba a todas partes como si alguiene stubiera persiguíendole y se rascaba los brazos. Tenía unas ojeras muy marcadas y los labios amoratados.
-Hey tío,-me dijo tirándose al suelo- nunca más, lo juro. Pero quiero las últimas dósis y Ana me dijo que tú tenías.
No tenía ni idea de lo que me estaba contando, pero sabía que no podía ayudarle.
-Jack, tío... ¿quién es Ana?
-¡Ana, joder, Ana! ¿Cómo no puedes saber quien es Ana?
Le miré un instante, se había encogido y temblaba. Metí la mano en el bolsillo de mi chupa y saqué la pitillera de plata que me había regalado mi abuelo un año atrás. Cogí un cigarrillo y, después de guardarme la pitillera, lo encendí dándole una larga calada. "¿Ana...?" No sabía quien era Ana y no lo supe hasta un tiempo después.
-Tío, no se quien es Ana y no se que te tengo que dar...
-¡No me mientas!- Se puso de pie de un salto, como si hubiera recuperado las fuerzas de golpe.- ¡Tú tienes mis putas drogas y quiero que me las des de una puta vez!
Se abalanzó sobre mi agarrándome de la camisa, mi cigarro cayó al suelo. Los ojos de Jack estaban salidos de sus órbitas y enrojecidos. Drogas, eso buscaba de mi. Pero hacía ya casi siete meses que yo me había quitado de todas esas mierdas, ya no traficaba con nada y no podía ayudarle.
-Jack, no tengo nada. Lo he dejado. Y tú deberías hacer lo mismo...
Jack no quería escucharme, sin ninguna palabra más se largó. Con las manos metidas en los bolsillos, cabizbajo y nervioso.
Cuatro semanas después una chica llamó a mi puerta. Llorosa y totalmente pálida se presentó bajo el nombre de Ana, diciendo que Jack había muerto de sobre dosis y gritando mi nombre.

martes, 13 de diciembre de 2011

Martes 13.

Hoy te he vuelto a ver, reflejado en la niebla, dibujado en el humo. Te he visto y he sonreido y luego he llorado. 
Malditos reflejos y malas costumbres. 

Te quiero, no aciertas a saber cuanto. Y yo no acierto a saber cuando podré hacértelo entender. Lo estoy dejando todo atrás y estoy convencida de que aparecerás y no sabrás que decirme. Y aunque lo supieras yo no sabría tampoco que hacer, como reacionar, que decir.
Me impongo a mi misma fechas que no puedo cumplir. Puedo esperarte una eternidad, pero en algún momento tendré que volver a vivir. Es muy nuestro eso de torturarnos, tú también lo has hecho miles de veces y lo sabes.
Pienso mucho en ti, pienso tanto en ti que me siento gilipollas. Y los demás lo saben, o lo intuyen. Esto que me pasa no es normal, no es decente. Es solo una mierda.
Pero todos hemos estado jodidos alguna vez.
Todos hemos escrito cartas confesándolo todo que nunca hemos enviado, pues bien yo no se escribir cartas. Pero se confesarme a mi misma cada suspiro y cada cosa que siento aunque no sepa explicármelas.
Soy estúpida y lo se. Muchos sabemos como de estúpidos somos, lo admitimos aunque solo sea para nosotros mismos y eso nos hace valientes.
Pero nunca confesaríamos que tenemos miedo a muchas miles y millones de cosas. Eso no nos hace cobardes, solo nos hace simples imbéciles.
Te echo de menos, aunque solo sea por tus tonterías. Y a nadie más he llamado tonto, nunca.
Pero no era eso lo que quería contar. Me prometí a mi misma dejar de escribir sobre cosas que no importan a nadie y no he sido capaz de hacerlo. Y me lo volveré a prometer y lo volveré a incumplir, soy así.
Si solo por un casual lees esto y sabes que va dirigido a ti, si lo lees aunque solo sea por encima y no eres capaz, aún y después de todo, de entender lo que quiero decir lo siento pero nadie me ha enseñado a contar las cosas que quiero decir.
Pero eso no cambia nada, nunca lo ha hecho y seguiré escribiendo sandeces para quien quiera leerlas. Y si nadie quiere leerlas las escribiré para mi.
Leo en voz alta tus palabras y se me hace un nudo en la garganta. Puede que suene un poco a hija de puta, pero quiero producir en alguien lo mismo. Exactamente esto. Quiero desaparecer y que a alguien le importe, que me lea y sonría. 
Esas cosas que pasan en las películas en las que el protagonista recuerda al amor de su adolescencia y sale corriendo a buscarla, siempre la encuentra y ella ha cambiado. Pero la recupera y viven juntos. Algo así quiero, así como irreal.
Menuda gilipollez.
Como todo lo que escrbo ultimamente. Como todo alrededor, en realidad.
Pero bueno, no se como definirlo. Y seguir escribiendo va a ser seguir delirando.
Te quiero.

P.D: Martes 13 es un día de mala suerte y yo pensé que solo por eso decidirías volver. Así son mis supersticiones.

G.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Madrid.

Miro a ambos lados de la carretera antes de cruzar, no viene nadie. Subo el volumen de la música y cruzo en dirección a la parada del bus. Faltan 3 minutos aún para que llegue y eso sin contar con el retraso. Me apoyo en la marquesina y miro hacia abajo, moviendo la cabeza al compás de "She's Got Style". No soy capaz de oír los sonidos de la calle; los coches, la gente, los pasos, los ladridos y los maullidos quedan anulados a mi alrededor. 
Una señora me mira mal, mi música está muy alta y parece molesta. A mi me molesta su manera de mirarme, pero no tengo intención alguna de quejarme y decirla que deje de hacerlo.
Seamos justos ¿si yo no me meto contigo por qué ibas a meterte tú conmigo? 
Ya han pasado los 5 minutos, el bus está a punto de llegar. Pienso en ello y se me acelera el pulso, siempre me ha gustado viajar en bus sola. 
"Strawberry fields " comienza a sonar justo en el momento en el que el bus da la vuelta en la rotonda para acabar parando justo delante de mi. Subo y paso mi billete por la máquina que me lo devuelve con un "piiii" y una lucecita verde. Lo recojo y me dirijo con calma a los asientos traseros. Ahí nunca se sienta nadie y a mi me gusta viajar con las piernas estiradas. Sonrío para mi misma y me acomodo, el motor del bus ruge indicándome que va a arrancar.
25 minutos, aproximadamente es lo que tarda en llegar a Madrid. Sonrío otra vez; solo 25 minutos y estaré en Moncloa. 
Saco el móvil y sin desbloquearlo miro mi reflejo en la pequeña pantalla; me he pintado un poco y no estoy del todo convencida de mi aspecto. Las medias azules son bonitas, me gusta su color y quedan muy bien con la falda y las botas negras. "Seguro que en otro cuerpo quedarían mejor." me digo a mi misma mirando mis piernas. Suspiro, ya no hay vuelta atrás.
Me coloco el gorro cerrando los ojos, el balanceo del bus me adormece, es agradable. 
Últimos minutos, suena "Fisrt Dance" y casi automáticamente decido pasarla, pero me detengo a mi misma y cierro los ojos de nuevo.
No es justo ir a Madrid y tener la sensación de que vas sin motivo alguno.
El bus se para, las puertas se abren y yo espero calmada a que salgan todos de allí. Cuando no queda nadie me levanto y me dirijo a la puerta desperezándome poco a poco, un pequeño bostezo escapa de mi boca. 
Echo a andar hacia el metro, paso el billete, lo recojo y bajo las escaleras hasta el metro que acaba de parar. Menuda suerte.
Tengo que bajarme en sol, esa es mi parada. Pero me quedo en Plaza. Me bajo y subo las escaleras. Quiero ir al bar "Jamaica" y tomar allí una pequeña porción de tarta de chocolate, luego iré a Sol a pie. Está relativamente lejos, pero tengo tiempo.
Además el tiempo ya no me preocupa demasiado. En el bus perdí mis motivos para ir a Madrid, ahora solo queda esperar.

martes, 29 de noviembre de 2011

Su voz se acompasaba con mis latidos y mis latidos con su respiración.

Quiere temblar de nuevo a causa de su contacto pero el contacto no llega y ya tenía el mono, la necesidad.  "Y joder, joder, joder". Grita para sus adentros preguntándose donde coño esta y si hay alquien más interesante a quien regalar sus besos.  "A este paso me será más facil conseguir droga que su puta boca..."  Esta enfadada consigo misma y se obliga a hacer mil millones de cosas para no pensarlo demasiado. Pone música y lee.  Pero eso no hace que la situación en su cabeza vaya a mejor. Es más, empeora...  "Esta canción me recuerda a él, la voy a pasar..." pero no la pasa, se queda mirando el título pasar y pasar intentando recordar pequeños detalles. Y sacudiendo la cabeza vuelve a mirar el libro, pero con la vista perdida.   Retoma su lectura solo cuando se ha rebanado lo suficiente la cabeza.  Una página. Dos. Tres... "...y vuelvo a sentirlo dentro de mí, ese temblor sin movimiento.Ese querer gritar y no tener voz. Esa maldita sensación tan viva de estar muerto, que ahoga todo pensamiento y busca..." busca, busca. En el libro, el protagonista busca una jeringuilla ¿que es lo que busca ella?  Su voz... su voz... un momento ¿Como era su voz? ¡No es capaz de recordarla! Imposible...  Recuerda las palabras, los susurros y los jadeos. Puede oir esas palabras con la voz de cualquier otra persona pero no con la suya. Otra canción la saca de ese pensamiento. Es esa canción que solo suena para eso, esa que todos tenemos en nuestros reproductores de música y que sirve para ensimismarnos y sacarnos de todo lo demas.  "Que le jodan al mundo, yo me largo."  El libro cae junto al movil con un golpe seco en el suelo y ella desaparece por el pasillo con la cabeza vacía de ideas.

Past Simple.

Mejor me tumbo, o me levanto. O lo intento y aparece tu mano paraobligarme a echarme al suelo otro rato. Y luego tu lengua y el sabor a coca-cola. Me retumba la cabeza, joder la droga hace efecto. Y no quiero abrir los ojos, lo hago y lo primero es tu cara muy cerca. Luego siento tu lengua, aunque en realidad no te vea. Noto como tus manos se deslizan a mi cadera "¡Frena, frena!" A ver a donde llega. Mierda, me tiemblan las piernas y te ríes. Por poco me caigo y te ríes. Pero no me importa, me gusta condo te ríes. Y cuando me sonries. Y cuando me suspiras en la oreja, y cuando me acaricias, y cuando te alejas para que yo me mueva. ¿Y que más me dará lo que quieras? ¿O cuanto quieras? Me gusta la manera, si esa manera, de pedir lo que deseas e impedir que yo me mueva.
J.

La realidad tras sus párpados.

No tenía frío, ni tenía miedo.
No tenía la intención de moverse de allí ni un solo milímetro. El sitio estaba desierto y el aire chocaba contra ella golpeando su pecho y removiendo su pelo. Tenía la carne de gallína y los ojos cerrados.
Procuraba no mensar, pero no importaba cuanto se esforzaba; Cuanto más pensaba en no pensar, más pensamientos tenía. Dibujó una sonrisa en sus labios y suspiró con fuerza.
Abrió los ojos muy despacio, esperando encontrarse un sol brillante y ardiente ante ella. El mismo sol que creía que estaba brillando sobre su piel y proporcionándola el calor que sentía en ese mismo instante.
Pero no fue eso lo que vio. El cielo estaba gris y el aire era pesado. La primavera que fluía en su cabeza se había evaporado. Los árboles estaban tan desnudos como su alma y su cuerpo. El silencio se había apoderado de todo dejando el suelo cubierto de hojas. 
No veía su eterna primavera con sus flores y su luz, con los matices brillantes de los días en los que todo se veía con más colores. Habían desaparecido en la inmensidad, en la eternidad. 
Pero volverían, las flores siempre vuelven.

sábado, 26 de noviembre de 2011

They should know it.

Mirando aquellas las fotos recordó lo mucho que le gustaban aquellas tardes que olian a calor y sabían a verano. Recordó las flores rojas y también el cesped a la sobra de los enormes árboles.
Las canciones que repetían una y otra vez, hasta reventar. Las bromas que habían conseguido que, en medio de las lágrimas de los preciosos ojos de aquellas chicas, sonrieran de nuevo y de aquella manera tan bonita.
Los abrazos, los besos, las noches en vela, los consejos, las historias, las peleas, las reconciliaciones, los segundos, los minutos, las horas y los días. Las conversaciones por telefono minutos antes de verse para contar otra vez lo mismo, volviendolo a escuchar como si fuera la primera vez.
Las palabras duras, las que hacían daño pero eran reales. Aquellas, eran las que más fuertes las hacían.
Todos los recuerdos iban y venian en su cabeza. Muchos se perdían entre el humo del cigarrillo que sostenía entre las manos y tenía miedo de perder los detalles que más felices las habían echo, de perderlas a ellas.
Recordaba las palabras más amables y las más bajas, sucias y rastreras. Y como si hubieran sido un club de suicidas, interiorizaban los momentos más amargos y se los callaban.

Le apetecía recordarlo todo, y como las quería, las quería tanto y tanto.

lunes, 21 de noviembre de 2011

You should be in love.

Se desperezó abriendo lentamente los ojos, notando como una suave mano acariciaba su vientre por encima del ombligo y sonrió para si; no había sido un sueño. Ella estaba ahí tumbada, abrazada a sus caderas y comenzaba a besar su cuello, con ganas de más, como si las caricias que la había ofrecido durante buena parte de la noche no hubieran sido suficientes para ella. Se giró para mirarla con claridad y se topó de frente con sus preciosos ojos verdes y su sonrisa. No sabia si besarla o hacerla una foto. Pero ella respondió a sus dudas tomando su cara con suavidad para dejarla muy cerca de la suya. Estaban tan cerca que su pulso se aceleraba mientras notaba como ella entrelazaba sus piernas y sus lenguas, al compás, como si fueran una sola.
Sobraban las palabras, sobraban las explicaciones. Una encima de la otra, disfrutaban del contacto ardiente que las impedía separarse. Un mordisco, una caricia, un suspiro y algún que otro gemido se escapaban de cuando en cuando del colchón. Pero no había nadie para oírlos, no ahí. En su pequeño espacio donde todo sobraban salvo sus adolescentes bocas buscando más y más amor, insaciables. Pegando sus cuerpos con fuerza, incitándose la una a la otra a seguir. A llevarlo a otro extremo. A un lugar donde las miradas de desaprobación de la gente no llegan.
Ese punto en el que el placer te traslada al amor irrefrenable, sonde no importa tu sexo, solo tus ganas de amar.

Ella.

Ella estaba sentada en la cama, como siempre. Tenía la espalda apoyada en el cabecero y los ojos cerrados. Él, apoyado en el marco de la puerta, la miraba mordiéndose el labio inferior con gesto de culpabilidad.
Ella agachó la cabeza y se echó a llorar en silencio. Sus hombros se convulsionaban entre sollozo y sollozo.
-Oye yo...- silencio, solo eso. No quería oirle terminar la frase, no había nada que pudiera decir para hacer que ella volviera a sonerir.-Te quiero...- le pareció entender antes de levantar la cabeza para ver como él salía por la puerta, comenzando a bajar los escalones. Ella se levantó y salió corriendo, para detenerle. Pero no. Esta vez no. Agarró la puerta y cerró con un golpe seco, apoyándose contra esa y rompiendo a llorar violentamente, ahogando un "lo siento" en sus lágrimas.
¿Por qué? ¿Por qué coño era tan cabezota y no podía dejar de lado el orgullo? ¿Por qué le había dejado salir de la habitación y dejarla sola?
Joder si le quería, ¡claro que le quería! Pero estaba muy cansada de estar sola, de esperarle durante meses para luego tenerle un par de días. Ese par de días en los que era suyo totalmente, ese par de días en los que cambiaría la existencia del mundo por unos minutos más acurrucada a su lado en la cama. Pero luego él se marchaba, siempre. A cualquier parte y en esa cualquier parte no estaba ella.
Sollozó y recorrió la habitación con la mirada buscando su bolso. Se puso de pie y caminó hasta él rebucando en el interior hasta dar con el paquete de tabaco y el mechero. Se encendió nun cigarrillo dejando correr las lágrimas mientras daba la primera calada y se apoyaba contra la ventana. Al expulsar el humo empañó la ventana y una sonrisa cruzó su cabeza; cada vez que lo acompañaba al bus, él empañana el cristal y dibujaba una sonrisa. Ella dibujaba un corazón con las manos y esperaba a que se fuera el bus, para volver a casa acompañada del recuerdo de sus caricias.
Los recuerdos, siempre los recuerdos. Era eso lo que la trastornaba. Tener de el el recuerdo de unos besos intensos, de unas palabras suaves susurradas al oído, de unos dedos que acariciaban tímidamente su nuca.
Sacudió la cabeza tratando de no pensar en su manera de ver las cosas y en como rasgaba las cuerdas de la guitarra cantando para ella sus canciones favoritas con la voz ronca de tanto fumar. Y no quería pensar en los aros de humo que hacia para ver como ella jugaba a meter dentro sus finos dedos.
A ella le gustaba enredar los dedos en su pelo para luego desenredarlos y le gustaba decirle que no le quería solo para ver como el sorprendido chico se abalanzaba sobre ella.
Cerró los ojos abriendo la ventana y mientras la helada brisa la golpeaba la cara, se acordó de su sonrisa. De como sonreía nada mas despertarse, de como sonreía cuando todo iba mal y cuando todo iba bien. Sonreía siempre solo porque eso hacia feliz a todo el mundo. Pero sobre todo la hacia feliz a ella...
Apagó los restos del cigarrillo en el alfeizar de la ventana y suspiró mirando la calle. No podía evitarlo, tenía que ir a buscarle y tragarse su orgullo.
-La gente no debería equivocarse nunca...- se dijo a si misma cogiendo la chaqueta y saliendo de la habitación dispuesta a buscarle antes de que fuera tarde.

Él.

Ella estaba sentada en la cama, como siempre. Tenía la espalda apoyada en el cabecero y los ojos cerrados. Él, apoyado en el marco de la puerta, la miraba mordiéndose el labio inferior con gesto de culpabilidad.
Ella agachó la cabeza y se echó a llorar en silencio. Sus hombros se convulsionaban entre sollozo y sollozo.
-Oye yo...- silencio, solo eso. No sabía como terminar la frase. No sabía que decir o que hacer para que ella volviera a sonreir.- Te quiero...- musitó un instante antes de darse la vuelta y salir por la puerta, comenzando a bajar los escalones escuchó como la puerta de la habitación se cerraba tras de él y como la chica rompía a llorar golpeándo la puerta y tragándose un "lo siento".
Salió a la calle, colocándose la chaqueta y rebuscando entre los bolsillos de esta la cajetilla de tabaco y un mechero. Una vez hubo encendido en cigarro, notó como el amargo humo se mezclaba con las lágrimas que recorían sus mejillas. Hacía frío, mucho frío y él tenía un largo camino por recorrer. Si solo pudiera olvidarse de sus labios, de sus caderas, de la curvatura de su espalda. Pero no solo eso. Era todo de ella lo que retumbaba ahora en su cabeza.
"¿Cómo se puede querer tanto?" se preguntaba mientras tomaba otra calada. No lo entendía, necesitaba parar.
Se apoyó en un muro y expulsó el humo pensando en su pelo y en sus ojos. En sus manos, que lo habían acariciado miles de veces en medio de la oscuridad. La manera que tenía de morder su cuello haciéndole perder el control y dejarse arrastrar por el deseo.
Pero ojalá solo fueran los recuerdos de su piel. Su risa, sus susurros y sus poemas también estallaban contra su cerebro haciéndole cerrar los ojos y obligándole a encenderse otro cigarrillo.
La forma en la que se acercaba a su oido y decía "No te quiero" para que él la tumbara en la cama y la hiciera cosquillas, haciéndola confesar entre risotadas que había mentido.
Agachó la cabeza y cerró los ojos con fuerza, tratando de olvidarse de todo eso. Quería sacarlo de su cabeza para poder seguir andando con la seguridad de que no le fallarían las piernas. Pero eso solo lo empeoraba todo; la imagen de ella fumando a su lado, echando el humo por la boca con pequeñas y perfectas volutas. Sus manos, jugueteando con el pelo de él, enredándolo para volverlo a desenrredar.
-La gente no debería equivocarse nunca.- dijo para si. Entonces se levantó y se marchó lanzando la colilla a un charco.

domingo, 20 de noviembre de 2011

New York Fog.

Me planteo volar y, sacando de mi cabeza los pesos de la mierda del mundo, me asomo a la ventana. La niebla cubre la parte alta de este edificio y en esa parte vivo yo. No puedo ver el edificio de enfrente, ni a los transeúntes que recorren las aceras de la calle en la que estoy situada. Apenas puedo ver las ventanas de al lado. 
Oigo ruidos. Oigo el ajetreado tráfico y las bocinas de los coches que emiten sus quejidos unas por encima de otras. Puedo oír gritos e insultos que vienen de la ventana de enfrente. Aunque no pueda verlo, se que es un matrimonio que discute como cada mañana antes de ir a trabajar. Luego salen y a media tarde se rencuentran en la cama. Tiernos, de fuego. Finalmente centro mi atención en mi propio piso, ya no conecto la música; mi vecino está ensayando para tocar con su banda. Los acordes de la canción que yo llamo "Jump and shout" hacen retumbar las paredes de mi salón. Me encanta. Nunca he visto a mi vecino en persona pero me he enamorado de el a través de su música. Me gusta más que cuando toca canciones que me gusta, me dejan ver una parte de su personalidad.
Suspiro y vuelvo a coger aire. Un intenso olor viene a mi, acariciando mi nariz con suavidad; tarta de manzana. Viene del piso que está debajo mía, donde vive aquella señora que en su juventud fue pastelera. Por la mañana dejo la ventana abierta para poder oler sus postres y juego a averiguar qué ha cocinado.
Vuelvo a la ventana, la niebla no se disipa. Mi vecino a dejado de tocar y a puesto un CD; The strokes- Reptilia, suena ahora por todo el edificio. Y él canta y yo le acompaño con una sonrisa, aunque no me oiga.
Pero llega el momento de irse y después de prepararme y coger mis cosas salgo a las frías calles de Nueva York. Y ya allí, caminando entre el resto de habitantes del micro universo que es esta ciudad, me pongo los cascos buscando en mi reproductor Reptilia, con una sonrisa y sigo andando dispuesta a perderme entre la niebla de Nueva York.
No me acuerdo de el por qué de mudarme a esta ciudad. No me gustaba su ajetreado ritmo ni su gente ruidosa y en ocasiones desconsiderada. Pero paseando por sus calles y escuchando a The Strokes, me doy cuenta de que cualquier otro sitio se me hubiera quedado pequeño. Demasiado pequeño.

Someday I will go there for know you. For have you NY shining for me. I promise.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Grandir.

Quand elle était né tout le monde a dit la même chose; "Elle a les yeux comme le ciel". Mais elle pensait  "Mes yeux sont comme yeux de monstre". 
Elle grandisait en regardant tout avec ses grandes yeux de monstre. Elle voulait voir le monde de une façon different, comme si elle était vraiment une pettite monstre et pas une fille humaine. C'étais pour ça qu'elle n'avait pas des amies. Parce que les autres enfants avaient du peur aux monstres comme elle. Elle n'étais pas triste pour être seule. Elle avait leur amies cachés, des monstres inconnues. Le sorte de monstres qu'aiment jouer mais qui sont seules par la faute de leur aspect.


Aprés elle a grandi, et le pettite monstre a laisse son corps pour rester avec les autres monstres solitaires qui aiment jouer.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Wild like we are.



Duelen, queman, arden. Son como las ascuas aún sin apagar, del fuego que han usado para calentar el hierro que marcará mi alma. Como si mi alma fuera a ser definitivamente de alguien y ¿sabes? eso no es posible...
Soy una sin dueño, soy una sin ley. Soy demasiado libre como para encadenarme y estoy demasiado encadenada por mi misma como para permitir que nadie pueda atraparme más.
Pero me estoy atando, me siento enganchada a un tipo de locura que aún no se muy bien como explicar, que es como una especie de droga maligna que se pega a las paredes de mi organismo haciéndolo funcionar más despacio. Yo por lo menos lo noto más lento a su alrededor, como si una neblina lo envolviera y me impidiera comprenderlo.
Quizás esperan que sea libre, pero me he cansado de ver sus caras de decepción. A lo mejor no estoy hecha para ser libre y mi destino es quedarme en un sólido rincón, sin hacer nada... pero eso no es lo mío.
Por suerte o por desgracia a ellos les decepciona mi carácter, mi manera de pasar olímpicamente de absolutamente todo lo que no me importa y, a veces, también de lo que si lo hace. Y si, se que no debería ser así. Que a todos nos tiene que importar algo y bla, bla, bla...
¿Qué? ¿Qué esperabas? A nadie debería importarle los motivos que nos impulsan a ser como somos y a tomar consciencia de lo que nos importa y lo que deja de hacernos. Pueden obligarnos a sentarnos frente a un libro, pero no pueden evitar que nuestra cabeza vuele. Y pueden obligarnos a ir al instituto, pero nunca conseguirán que estemos atentos si nosotros no queremos. Eso nos hace libres.
Nos imponen una manera de ser, una manera de vestir, un modo de pensar. Pero crecemos y con el paso de los años nos damos cuenta de que no tenemos por qué seguir las líneas establecidas. Nos despojamos de aquello a lo que nos han habituado, tomando nuestras propias decisiones y haciéndonos conscientes de lo que ellas representan. Vemos lo que dejamos atrás y también aceptamos las consecuencias de lo que está por venir.
Puede que, yo que sé, que me equivoque y que todo esto en realidad no tenga sentido.
Te contaré un secreto. Todo lo que acabo de decir sale de una pequeña frase que no guarda relación; una frase de "amor" si quieres verlo así. No me esperaba en absoluto este desarrollo.
¿Puedes entenderlo? Porque yo no.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Su mente, mis palabras.

Escribe poco, pero escribe. Y cuando lo hace dan ganas de lanzarse al mundo a preguntarle que coño está pasando. Y que dos palabras suyas, sean suficiente como para arrojarte al vacio un instante.
Quiero volver y quiero volver con él de la mano.

Joder si te quiero, claro que te quiero. Y mira que siento no poder demostrártelo como me gustaría.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

.~


¿Podrías regalarme la lluvia en un frasquito de cristal? 

sábado, 29 de octubre de 2011

Es un buen día para la Revolución.

-Mamá, me voy.
-¿A donde?
-Me voy con todos los demás, a la calle, a luchar por lo que creo...
-¡Pero hija, eres muy pequeña! ¿Qué más da que vayas o no? No van a escucharte, a penas se oye tu voz. Sería increible que tu participación cambiara algo.
Anda, déjalo estar y sientate aquí conmigo a ver la televisión un rato ¿Si?
-¡No, mamá, no! ¿No ves que no vale con decir "déjalo estar"? Hay que salir, mamá. Hay que salir y luchar. No debemos rendirnos, nunca debimos hacerlo. Ahora que el mundo empieza a estallar haciendo temblar todo como si fuera un terremoto no es el momento de sentarse a ver la tele.
En este instante están robándonos, mamá. Están quitándonos lo que tenemos y lo estan repartiendo entre aquellos que ya tienen suficiente e incluso más de lo realmente necesitan.
Yo no les he dado permiso para quitarme mis derechos ni tampoco les he permitido robarme, aunque sea de forma indirecta. ¿No lo entiendes, mamá? ¿No puedes ver que se aprovechan de nosotros?
Los corderos se han alzado contra los leones y, aunque sean pequeños, son más numerosos que ellos. Sus gritos llegan más lejos, tanto que pasa de un país a otro.
Mamá, la revolución está aquí y no pienso quedarme en casa viendo la televisión. Pienso salir ahí, pequeña como soy, a gritar con los demás corderos.

Y créeme, nadie en el mundo podrá silenciarnos.

martes, 25 de octubre de 2011

Y no quiere decir nada, solo necesitaba ponerlo por escrito...

¿De qué me sirve quererte si no puedo tenerte conmigo? Es muy frustrante saber que algo que a primera vista parecía fácil en realidad es una mierda y es muy complicado.
Y puedo esperar días, meses ¡incluso años! pero no puedo esperar una vida, solo porque creo que mi tiempo tiene algo más de valor.
¿De qué me sirve que me quieras si no puedo oírtelo decir? ¿Y pensar en ti cuando suena esa canción si no podré verte luego para besarte y contártelo?
Me gusta hacerte feliz, claro que me gusta. Me encanta. Pero me duele que no veas que yo no solo no soy feliz, además me consumo. 
Te quiero, si. Te quiero de forma extraña, de la única manera que se querer... pero al final parece ser lo de siempre. Intento verte por cualquier medio y no estás o no puede ser. Tengo un límite y aunque aún me queda mucho para llegar me da miedo sentirlo cerca, cuando en realidad lo que quiero tener cerca es a ti. 
A ti rodeándome con tus brazos y diciendo tonterías para poder decirte lo idiota que eres y callarme lo idiota que me siento por no saber decir ese tipo de cosas.
Lo siento. Lo siento mucho, realmente no puedes saber cuanto lo siento. Pero figúratelo por un instante.
"Cuando alguien quiere verte, hará lo posible por estar a tu lado."
Entiendo la teoría ¿me llevarás pronto a la práctica?

jueves, 20 de octubre de 2011

Todo lo que siempre quise era amor.

Dale al play, ya conoces mi juego. Solo escucha y lee...


La ciudad no fue buena con nosotros. Mucha gente nos despreció sin ni si quiera llegar a conocer nuestros nombres.
Tenemos historia, si, la tenemos. Pero no la queremos contar porque, realmente ¿A quién demonios puede importarle lo que pasa por nuestras cabezas para ser como somos? 
Y si, sé que todos los adolescentes somos idiotas. Pero no todos tienen motivos para hacer idioteces y nosotros tenemos esos motivos tatuados en la piel con barras de hierro candente y por eso estamos juntos, para protejernos los unos a los otros.
No importan las situaciones, somos nuestro escape a la realidad. Sabiendo que podemos llamarnos a las tantas de la madrugada llorando, que alguno de nosotros estará dispuesto a escucharnos. Aunque sea una tontería, aunque no importe demasiado. 
No importa la razón; amor, familia, drogas, algún miedo o una simple pesadilla. ¿Sabes lo que es contar con alguien para todo? Pues nosotros no lo sabíamos hasta que nos encontramos. Y ahora somos todo lo felices que pueden ser los adolescentes. 
Y seguimos estando locos y necesitando estar solos ¿sabes? Hay cosas que los demás no pueden llenar... hay vacios propios que solo necesitan unas gotas de música para estar completos. Vivimos de eso.
Es genial querer a alguien, pero más genial es saber que te quieren.
Es, a fin de cuentas lo único que importa. 
Cantar sobre el pasado, sobre como crecimos y todo lo que queríamos hasta llegar a ahora. Y cuando tengamos 40 años y volvamos a hacerlo veremos que no todo iba tan mal ni era tan catastrófico como lo sentimos ahora.
¿Importa? ¿Realmente importa? Algún día escaparemos de todo y trataremos de no mirar atrás.

lunes, 17 de octubre de 2011

Noviembre.

Sabes, no se acordará de ti hoy. Pero yo me acuerdo. 
Se perfectamente que es tu cumpleaños, se cuantos cumples y también lo que te gustaría que te regalasen. Entiendo que me estoy martirizando, pero por hoy, solo por hoy, me apetece que lo que pasó sea real. Solo por un segundo, solo hoy que eres un poco más grande... Me apetece que volvamos a hablarnos y me apetece reirme. Quiero volver al momento en el que todo se fue a pique y quiero darte lo que compré para ti.
Hoy, que hará ya un año más o menos que nos conocemos, quiero que sepas que debajo de mi cama hay una camiseta y una camiseta y una nota firmada por "Octubre".

domingo, 16 de octubre de 2011

La capacidad de observarlo todo...

Tengo un lunar sobre el labio, en el lado izquierdo. No creo que nadie se haya dado cuenta de que está ahí. Simplemente, porque nadie se ha molestado en mirarme lo suficiente como para verla.
Y sin embargo yo recuerdo muchos detalles de muchas personas, de pequeños gestos, o manías, olores, sabores, muletillas, debilidades.
Y nadie conoce las mías, empezando por ese lunar...
¿Entiendes lo que quiero decir?

¿Un café, un cigarrillo y charlamos?

-Tenía mis esquemas montados. Una pieza sobre otra, perfectamente colocadas todas. Y como siempre, alguien ha venido a destruir mi fortaleza.
A mi me gusta ser de piedra y no enamorarme. Y me gusta pensar que nadie puede hacer que se me acelere el corazón con palabras, solo palabras, simples palabras.
No es justo. 
No es justo y, ¿Sabes?, ya no sé si me gusta o no saber que existen ciertas personas capaces de romper mis perfectos esquemas en apenas unos minutos.
-Entiendo de lo que me hablas, pero este no es sitio ni lugar. ¿Por qué no vamos a una cafetería? Aquí hace frío y enseguida se pondrá a llover...
-¿Un café?
-...un cigarrillo y charlamos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Smoke the life.

Voy a fumarme la vida y los restos de mi historia. Moldearé cada segundo para convertirlo en eterno. No importan los demás, en este juego entramos yo y el humo. No hay jueces, no hay jurado, no hay nadie para mirar como he decidido quemarme. Es mi fuego y no el suyo el que ahora crepita en medio de la noche. Es mi historia la que arde mientras se consume el cigarro.
¿Y a ellos qué más les da el modo en el consumo mi vida? ¿No se pasan ellos trabajando, encorvados sobre sus escritorios grises, en una oficina triste, situada en medio de una ciudad llena de una polución que ellos mismos han puesto ahí? No creo que el humo negro de su polución sea mejor que las volutas blancas que salen de mi boca.
Y aún hoy cuando decido que voy a quemar el tiempo nadie lo quiere ver bien.
Pero, ¿sabes qué? Yo ya he decidido como quiero que sean las cosas y también como hacérselas ver al resto del mundo. Puedes aceptarlo o no.
Nadie va a obligarte a nada, o por lo menos yo no.


( http://www.flickr.com/photos/irelv )

jueves, 13 de octubre de 2011

Tú y frente al espejo una sombra de ti que habla con vida propia.

-¿Como te sientes tú cuando te das cuenta de que eligiendo un camino te cierras otros?
-¿Me lo preguntas por todo lo que está pasando?
-Si...
-Cuando me pasa a mi intento dejarme arrastrar por la corriente, supongo que no siempre acaba bien. Pero odio tomar decisiones.
-Lo se, ¿por qué yo no puedo dejarme arrastrar?
-Eres demasiado tonta y no quieres que nadie lo pase mal. Pero si alguien tiene que estar mal, prefieres sacrificarte. ¿Sabes?, no eres justa contigo misma...
-Lo sé. Y lo siento.
-¿Qué sientes?
-Siento tener que complicarlo todo siempre y que seas siempre tú quien tenga que aguantarme. Y creo que todo se solucionaría si fueran capaces de ver que no tiene sentido esperar algo que no puede pasar, o si me odiaran, o simplemente no habíendo cruzado tantos caminos.
-Pero es que tú no eres la que elige como y cuando pasan las cosas y si, sé que siempre pasan en el momento menos oportuno. También entiendo que tengas miedo... joder, claro que lo entiendo.
-Es evidente que lo entiendes, somos la misma puta persona y lo pasamos mal a la vez y por lo mismo.
-Cualquiera que te oyera ahora mismo, pensaría que estás totalmente loca.
-Lo sé. Pero necesitaba decírmelo en voz alta.
-Y yo necesitaba escucharlo. Pero, ¿que piensas hacer?
-No lo se, de verdad que no lo se.
-Por una vez, podrías hacerme caso y dejarte llevar. Deja que las cosas pasen y decide una vez las tengas en frente... Ahora mismo, pensarlo no sirve para absolutamente nada.

"Teníamos tanto miedo de pisar fuerte por el miedo a molestar con nuestras pisadas que, finalmente, nos quedamos sentadas en una esquina dejando al mundo apoderarse de nuestros ruidos y silencios."

martes, 11 de octubre de 2011

Las cosas que no ves.

Grita y deja de respirar durante cinco minutos. Suspira al terminar y cierra los ojos cuando vayas a recobrar el aire. Cuando te des cuenta de que la gente te mira y no entiende porque gritas, márchate a otro lugar y vuelve a gritar. Que no importe si te miran también en otros lugares. Tú brillas y deslumbras a la gente con tu paso, aunque no lo sepas ver, aunque te hayas negado a verlo...
Y ¿Sabes? Muchas veces te he envidiado, como solo se puede envidiar a aquellas personas que gritan sin miedo a que alguien los juzgue. Personas que, como tú han saltado hacia el cielo dejando de lado todo.
Eres increible, pero no lo ves. Eres genial, pero no lo ves. Tienes un destino casi perfecto ante ti y no quieres verlo...

jueves, 6 de octubre de 2011

Publicidad No-Engañosa.

No quiero venderos nada. Pero poco a poco y desde que creé esto me he dado cuenta de que me leéis y por eso quiero ofreceros algo más.

Este, es mi nuevo blog y no, no voy a abandonar Behind Blue Eyes. Solo quiero hacer algo que aquí no puedo hacer. Quiero contaros historias, historias con principio y final. Historias por capítulos, de esas que nacen desde una idea y terminan de un modo u otro.
Cada vez que empiece una historia os lo diré y espero que la leaís con el mismo cariño que mis entradas.

Atentamente: La chica del gorro Azul.

martes, 4 de octubre de 2011

Revolutionary Love.

Las luces apagadas y sobre ellos un zumbido infernal. Como un suspiro, recorren la calle moviéndose entre las masas de gentes que gritan a coro una misma protesta. 
Pero ellos apenas pueden oirles, casi no pueden verles y solo intentan evitar rozarles. Van como en una pequeña burbuja, con los oídos taponados con silencio y la vista nublada con un solo objetivo; llegar al principio de todo. Allí donde están los grandes, donde van los que saben que decir y aquellos a los que la gente quiere escuchar. Quieren estar en el comienzo de todo donde se lideran los ideales y se da vida a un sueño. Ella lo arrastra sin dejar de sonreír, agarrando la mano de él y observándolo todo con atención para encontrar los mejores huecos por los que pasar para llegar cuanto antes.
Él, simplemente la sigue. Contento de estar ahí con ella, paseando entre los gritos de la gente sin oirlos. Ella está de espaldas a él, pero casi puede percibir su sonrisa y su felicidad por el hecho de estar ahí y ser parte de todo. 
Las voces se oyen con más intensidad y como si de tambores de guerra se trataran, escuchan las palmas a coro con los gritos. Estan cerca, a dos pasos. Poco a poco salen de aquella oscuridad silenciosa para que la luz los inunde y sus oídos se llenen de esa adrenalína que encierran miles de voces coreando a viva voz un mismo deseo.
Y ahí, dejando libres sus oídos, bien abiertos los ojos y los corazones palpitantes, ella aprieta su mano y le mira sonríendo. Y él sabe perfectamente lo que su sonrisa quiere decir; iba a gritar. Iba a comenzar a gritar como si no quedara más tiempo en su vida. 
Él corresponde al apretón llenando su garganta de amor y de espíritu de revolución, preparado para gritar a su lado. Ese es el modo en el cual ellos se demuestran así mismos y al mundo que lo único que puede impulsar una revolución es el ansia de libertad y el amor por ello.

viernes, 30 de septiembre de 2011

1-Octubre-2011, 00.00...



"Me llaman Octubre, no pretendas saber más de mi. Mejor no preguntes, soy luna nueva fácil de partir.
No pierdas tu tiempo obstinado en mantenerte como un viento a mi lado, yo te convertí en Noviembre así es mi calendario.
A veces pienso que es un Don olvidar..."



Me voy a esconder en mi manera de mirar y dejando que corran las ojas del calendario voy a buscar a Noviembre para tenerlo a flor de piel.
No quiero que me quieras ni que intentes entenderme, me conformo con saber que en el momento justo podré estar a tu lado para mirarte sonreír. Porque olvidar es demasiado complicado y más si el tiempo y la situación juega en nuestra contra. No quiero retenerte, ni que te ates a mi. Quiero que el tiempo siga pasando y las hojas del calendario vuelen conmigo.
Octubre va a pasar, va a dejar espacio para Noviembre. Permitirá que sea libre y que sonría feliz de seguir su historia.
Porque nadie debería encapricharse de algo que no es real, de algo tan tonto como un mes. Es como querer amar a un instante que sabes que tarde o temprano va a pasar.
Vamos a no ser serios y dejar que las cosas solo pasen. Vamos a permitir el tiempo pasar, cada uno en su momento. Cada instante reservado para cada persona, para cada mes, para cada movimiento. Vamos a dejar el tiempo correr y a dejarnos arastrar con suavidad por el movimiento de la vida.
Me llaman Octubre y no creo que pueda interesarte saber más de mi.

"...Me llaman Octubre, desde que solo hablo de ti ya no hay más solución que esconderse."

GRACIAS.

Susurros en el viento dijo...
Acabo de leer esta entrada, y la música aún suena en mi habitación. No tengo palabras para describir todo lo que me has hecho sentir, pues aparte de las ganas de llorar ha habido algo más, más dentro del alma y menos en el corazón. Has sido capaz, con tus palabras y la música, de calmar algo que tenía nombre y que ahora permanece agazapado en un rincón (el miedo) Hace unos días decidí dejar de escribir, olvidarme de mis sueños y ser lo que los demás querían que fuera, pero, gracias a esta entrada, a ti, a tus palabras y a la música he decidido continuar con mis sueños, escribir hasta que me harte o hasta que las voces en mi cabeza se callen. No sé porqué te cuento todo esto, quizás porque el cambio te lo debo a ti, o porque quizás, en el fondo, pienso que si alguien me va a comprender eres tú, pues también escribes y seguro que alguna vez has sentido lo mismo que yo. Muchas gracias, de nuevo, por las palabras que con tanta precisión escribes. Gracias por soñar y por darme seis minutos de vida.
Por esto merece la pena seguir escribirendo.

jueves, 29 de septiembre de 2011

R.

Se mece, choca contra las rocas y sus restos acarician con suavidad mi cara. La sal impregna mis mejillas y me hace sonreír. Sus ojos tenían el mismo color, ese azul mar reflejo del cielo pero con un brillo incomparable. Suspiro, sin dejar de sonreír. Dejo sin oponer resistencia que el viento golpee contra mi cara y revuelva mi pelo. 
El salitre entra por mi nariz, dejando en mis pulmones una extraña alegría salada que no se puede describir.
Que bien estoy, que bien me siento. Que pocas ganas de dejar pasar estos instantes en los que estamos encontrados el azul cielo, el azul mar, el blanco espuma y mis ojos. Sería perfecto que durara para siempre.


Quería sonreír por algún motivo especial, pero el simple hecho de  estar apoyada en aquel lugar mirando el mar ya me hacia inmensamente feliz.

martes, 27 de septiembre de 2011

Forever young.

Esta locura es lo que queremos, la hemos elegido y ya es algo totalmente nuestro.
Nuestras imágenes pesan lo que pesan nuestros sueños. Aquellos que hemos dejado desde siempre escritos en cuadernos, muros, ordenadores ventanas y papeles sueltos. Los que hemos desdibujado hasta convertirlos en textos maravillosos y también los que hemos olvidado, dudando si eran o no lo suficientemente buenos.
Ya no tenemos miedo.
Miento, si, tenemos infinitos miedos. Pesadillas que para muchos carecen de sentido, pero que para nosotros representan horas y más horas de estúpidos silencios.
¡Vivan los locos sin complejo de serlo!
¡Vivan los bohemio orgullosos de ello!
O, simplemente, vivan todos los adolescentes que encuentran en su cuarto un pequeño desierto de emociones, plagado de recuerdos, de risas, de llantos, de segundos, de palabras, de momentos, de sueños, de esperanzas y de metas.
Vivan los adolescentes que afrontan que la vida es un hecho y no una obligación.
Y todos los que viven bajo el lema de "Forever young" porque hace siglos que saben que no hay más camino que la libertad de saber que estás loco.

C.

Voy a morirme como se mueren las divas. 
Rellenaré una bañera con champagne, y buscare a tientas con la mano mi botecito de pastillas. Seguramente deje un par de rosas esparcidas por el baño y algunos de sus pétalos flotaran al rededor de mi cuerpo desnudo, hermoso, pálido.
Voy a dejarle, también, una nota a mi mejor amigo.


"No es asesinato, es suicidio. No dejes que nadie piense lo contrario."


Habrá cartas escritas con letras borrosas y débiles en el tercer cajón de la parte derecha de mi escritorio, una para cada persona que merece saber porque me muero. Allí donde me gusta guardar todos los secretos que no pienso llevarme a la tumba, porque alguien va a encontrarlos y va a escribir unas memorias con ellos. 
Eso es lo que se hace con las divas.
Voy a morir empastillada en una bañera llena de champagne, sin sangre.
Porque las divas no sangran.


jueves, 22 de septiembre de 2011

Tus seis minutos de vida.

Dale al play y escucha, antes de leer nada más, las primeras notas. 
Los primeros 41 segundos de historia.



Quiero hacerte feliz. Durante seis minutos quiero que escuches esa canción y te olvides de todo. 
Necesito que saques de tu cabeza los gritos y las acusaciones. Los problemas, las miradas acusatorias y toda esa mierda que te impide sonreír de verdad.
Durante seis minutos existen en este mundo las teclas que ves, los colores que se reflejan en ellas y tu sonrisa. No hay nada más para ti y si de mi dependiera siempre sería así. Sin miedo, sin lágrimas, sin distancias ni números estúpidos. Durante seis minutos tienes derecho a ser feliz, a quererte, a necesitar un abrazo.
Puedes llorar, puedes gritar puedes, si quieres parar la canción, dejar de leer y largarte de casa dando un portazo.
Tienes seis minutos para amar el mundo. Seis minutos para escuchar en tu cabeza como te pido que al fin seas libre.
No tienes que hacerme caso ¿quien soy yo para pedirte nada? ¿Qué puede cambiar, si todo va mal, que durante seis minutos dediques todos tus pensamientos a ti mismo? 
No, es verdad, el mundo no va a girar más rápido en seis minutos. No se va a parar el tiempo, no vas a crecer, no voy a dejar de escribir, no se va a escribir una historia en seis minutos.
Pero eso no importa, a mi no me importa. Yo solo quiero regalarte seis minutos y que, si los necesitas, le des al play una y otra vez hasta hartarte. Hasta estar bien contigo mismo y con el mundo.
Te regalo seis minutos para que eches la cabeza hacia detrás y sueñes con un beso, un abrazo, una risa, un recuerdo... que formes en tu cabeza las ideas y pensamientos que se acumulan escondidos. Que te piden salir.
Quiero que sientas como mis dedos se deslizan por el teclado como si fuera un piano, para hacerte cosquillas en el estómago y arrancarte un suspiro. Porque muchas veces yo hubiera sonreído de haber  tenido seis minutos para olvidarme del mundo, para pensar que pronto podré ser feliz lejos de los gritos y lejos del miedo. Seis minutos para recordarme a mi misma que las cosas no tienen porque estar mal.
Joder, que yo me he sentido como tú y mil veces peor y mil veces mejor.
Y si no quieres, si no te importa, si esto no te llega olvídalo. No necesitas seis minutos porque ya eres feliz.
Así que, lárgate de aquí y disfruta de cada segundo como si no hubiera modo de consumirlo. 
Que siempre podrás volver a reclamar tus seis minutos de vida.

Si proches.

Quería saberlo todo de ti.
Quería conocer todos los matices de tu voz; tus gritos, tus susurros, tu risa, tus gemido y tus sollozos.
Iba a llevarte a sus rincones favoritos de la ciudad y también tenia la intención de presentarte a sus amigos. Le hubiera gustado que vieras aquel pequeño bar llamado "Jamaica" de la esquina de la calle esa que da a la plaza donde cada mes hay un mercadillo. Tenia la intención de darte de la mano para obligarte a ir con ella a ese museo que tiene un ascensor de cristal desde donde se ve a toda la gente que hace cola porque no saben que se puede entrar por la parte de atrás sin esperar nada.
Te hubiera besado en ese ascensor.
Y hubiera dejado pasar el tiempo, mientras estuvieras con ella no había nada que pudiera hacer que el tiempo doliera. En su cabeza parecía fácil estar contigo.
Ella solo quería hacerte feliz...

...pero tú no la dejaste.

viernes, 16 de septiembre de 2011

¡Soy tu fan number 1!

Solo porque has dedicado cinco minutos de tu vida en pasear tus ojos por mi blog en vez de hacer otros millones de cosas divertidas.

No place for love.

Deseo tocarte, besarte, recibir una caricia tuya o un simple suspiro. 
Tenerte cerca, muy cerca. Tan cerca que ni si quiera el aire pueda correr entre nosotros. Saber que eres mio por que yo he firmado un pacto con tu alma en el que se especifica que soy tuya. Saber que te quiero por algo más que una cara bonita o un físico espectacular. Saber que te quiero por lo que me haces sentir cuando te ríes, cuando me haces un cumplido, cuando siento como suspiras aunque estés lejos.
Y esperar que entiendas que no lo que siento va mas allá de una distancia. De un recorrido en barco, en avión, en una puerta si hace falta. 
Que hay cosas que no se explicarte y que si no las explico es por lo mucho que puede pasar si lo hago y cuando te digo "De verdad que estoy bien" es solo porque estoy hecha una mierda pero prefiero que pienses que soy feliz. 


Un beso, te quiero.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cosas que pasan.

-Bueno, me tengo que ir :)
-¡Vale, un beso enana!
-Un beso  <3
Entonces le convirtió en su paradoja. Le decía siempre "un beso" para despedirse pensando que realmente quería besarle...

domingo, 11 de septiembre de 2011

Smile me.

Sonríe.
Sonríe porque tienes motivos para hacerlo.
Sonríe porque no los tienes pero quieres animarte a encontrarlos.
Sonríe porque hay gente que necesita tu sonrisa.
Sonríe porque ¿Para qué estar mal, pudiendo estar todo bien?
Sonríe porque hay alguna historia en tu cabeza.
Sonríe por esa canción que suena en el reproductor cuando más la necesitas.
Sonríe porque puedes respirar hasta derrochar el aire.
Sonríe al ver un dibujo y sentir que está hecho para ti.
Sonríe si escuchas a alguien cantar a tu grupo favorito.
Sonríe cuando te reconozcas que "Hoy, estoy perfecta."
Sonríe si te peleas con alguien y sabes que vales más que una discursión.
Sonríe cuando entiendas que alguien te importa.
Sonríe porque está lloviendo.
Sonríe porque hace sol.
Sonríe cuando te cruces a alguien que sonríe.
Sonríe por que me importa que lo hagas.
Sonríe por mi y por aquellos que no sonríen.
Sonríe al pensar con son miles las personas que sonríen.
Sonríe por la calle para que todos vean que no hay que sentirse estúpido por sonreir.
Sonríe cuando estés solo.
Sonríe cunado estés acompañado.
Sonríe al aprender algo nuevo.
Sonríe al enseñar algo que sabes a  los demás.
Sonríe por las cosas más pequeñas y más estúpidas de la vida
Sonríe al ver a alguien a quien echabas de menos.
Sonríe al enamorarte.
Sonríe a tus abuelos, a tus primos, a tus padres, a tus hermanos y a tus amigos.
Sonríe siempre que puedas sonreir.
Sonríe y ya está sin plantearte el "porqué" de que sonrias.
Sonríe porque no importa el momento ni el lugar, no importa si estás o no bien. Sonríe por que esa sonrisa se la puedes estar regalando a alguien que esté mucho peor que tú.
Sonríeme porque te he dado motivos para ello.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Barco, nubes y cristal.


 "Era se una vez un barco llamado "Gingtonic" que tenía 20 escotillas de cristal y que al amanecer cuando la niebla tapaba su camino poco a poco las nubes se convertían en Noas."
-Marc Young.

-La originalidad ha muerto. No me pregunten como ha pasado pues yo tampoco entiendo como algo así ha podido suceder.
-No puede ser cierto, tiene que estar usted mintiendo. ¿O acaso todos los locos están cuerdos ya?
¿Puede ustéd asegurarme que los bohemios han muerto y que los raros viven ahora bajo el amparo de la normalidad?
-Bueno, todos todos... no puedo asegurarle que sean todos. Pero si la mayoría.
-Si no son todos la originalidad no ha podido morir.
-¡Mire usted por la ventana! ¿Acaso ve algún atisbo de diferencia entre las gentes que pasean bajo nuestra ventana?
-Claro que los veo, pero usted es tan poco original que jamás podría fijarse en aquellos locos destartalados que viven bajo su ventana.

Y es que solo los originales que saben que lo son pueden vivir sabiendo que en este mundo hay muchos como ellos, pero no los suficientes como para ser realmente reconocidos.