Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

New York Fog.

Me planteo volar y, sacando de mi cabeza los pesos de la mierda del mundo, me asomo a la ventana. La niebla cubre la parte alta de este edificio y en esa parte vivo yo. No puedo ver el edificio de enfrente, ni a los transeúntes que recorren las aceras de la calle en la que estoy situada. Apenas puedo ver las ventanas de al lado. 
Oigo ruidos. Oigo el ajetreado tráfico y las bocinas de los coches que emiten sus quejidos unas por encima de otras. Puedo oír gritos e insultos que vienen de la ventana de enfrente. Aunque no pueda verlo, se que es un matrimonio que discute como cada mañana antes de ir a trabajar. Luego salen y a media tarde se rencuentran en la cama. Tiernos, de fuego. Finalmente centro mi atención en mi propio piso, ya no conecto la música; mi vecino está ensayando para tocar con su banda. Los acordes de la canción que yo llamo "Jump and shout" hacen retumbar las paredes de mi salón. Me encanta. Nunca he visto a mi vecino en persona pero me he enamorado de el a través de su música. Me gusta más que cuando toca canciones que me gusta, me dejan ver una parte de su personalidad.
Suspiro y vuelvo a coger aire. Un intenso olor viene a mi, acariciando mi nariz con suavidad; tarta de manzana. Viene del piso que está debajo mía, donde vive aquella señora que en su juventud fue pastelera. Por la mañana dejo la ventana abierta para poder oler sus postres y juego a averiguar qué ha cocinado.
Vuelvo a la ventana, la niebla no se disipa. Mi vecino a dejado de tocar y a puesto un CD; The strokes- Reptilia, suena ahora por todo el edificio. Y él canta y yo le acompaño con una sonrisa, aunque no me oiga.
Pero llega el momento de irse y después de prepararme y coger mis cosas salgo a las frías calles de Nueva York. Y ya allí, caminando entre el resto de habitantes del micro universo que es esta ciudad, me pongo los cascos buscando en mi reproductor Reptilia, con una sonrisa y sigo andando dispuesta a perderme entre la niebla de Nueva York.
No me acuerdo de el por qué de mudarme a esta ciudad. No me gustaba su ajetreado ritmo ni su gente ruidosa y en ocasiones desconsiderada. Pero paseando por sus calles y escuchando a The Strokes, me doy cuenta de que cualquier otro sitio se me hubiera quedado pequeño. Demasiado pequeño.

Someday I will go there for know you. For have you NY shining for me. I promise.

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