Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

lunes, 27 de febrero de 2012

¿Qué cojones te pasa?

"-Entonces, ¿todo ha acabado?
-Si."
Fin de la historia.
Así acaban las cosas, de una manera simple y clara. Sin complicaciones, solo dos personas que miran atónitas al infinito y se preguntan el por qué sin respuesta de las cosas.
Que mal, ¿eh? ¿No te gustaría ahora que todo fuera diferente? Las cosas hechas de otro modo, otras palabras, otra situación, un beso, un abrazo.
A mi no, las cosas están como deben estar. Y no voy a echarte la culpa, tal vez debería hasta darte las gracias.
En algún momento volveré a echar de menos tus rarezas, me volverá a apetecer estar contigo. Pero ya no vas a estar, todo habrá pasado y en un segundo no seremos más que desconocidos.
Ya no te quiero, pero aún así me importas. Y quiero que estés bien, pero sin saber nada más de mi.
Esta es la distancia que has querido poner, ni un centímetro más.
Algún día nos volveremos a cruzar, esta vez de verdad. Y no sabré que decir, tal vez sea capáz de preguntar el por qué de que decidieras aparecer tanto tiempo después. Careces de sentido.
Me hubiera gustado que las cosas hubieran salido bien, pero eso no estaba hecho para nosotros.

martes, 21 de febrero de 2012

Asdfkañiki.

Tenemos el comienzo y es genial. Tenemos una vaga idea de por qué comenzamos y de cómo nos conocimos, pero no vemos el final.
¿Está lejos? ¿Está cerca? ¿Importa mucho?
¡Basta de creer en los "para siempre"! es momento de aferrarse a los "seré feliz mientras dure" 
¿Y después? Despues nada, una nueva historia, otro comienzo, otras palabras, otras personas. Pero no de la misma manera.
Siempre cambia, todo son cambios. Me gustan los cambios cuando son para bien y si estás agusto con todo siempre será algo bueno.
Merecemos lo que tenemos. Por un motivo u otro merecemos exactamente esto.
Estamos sin escribir, aún quedan páginas y páginas por emborronar. Somos manchas de tinta imborrable. Y no debería haber errores entre nuestras páginas, pero todos tenemos tachones y problemas irresoubles.
Tacha, para, piensa, vuelve a escribir. Tacha, para, piensa, otra vez. Otro intento.
Te quiero, te odio, te necesito, lo siento, vete lejos, eres increible, eres lo peor, quiero drogas, ¿qué pasó anoche?, ¿qué me pasa?, llanto, miedo, dudas decepción, cantaré hasta quedarme afónica, bailaré hasta que me sangren los pies, estudiare aunque no quiera porque tengo un objetivo. Y al final de todo tú mirándote en un espejo.
Olvidarse de lo malo no es la solución, nunca.
La felicidad a corto plazo es buena, la felicidad a largo plazo no tiene nombres ni apellidos.
Yo misma no tengo nada de felicidad a largo plazo, pero prometo escribir hasta que me duelan los dedos solo porque estás delante de la pantalla. Buscando un poco de esa felicidad a corto plazo, un instante, un segundo, una sonrisa, unas palabras que te hagan cambiar la manera de ver y pensar que nada está tan mal como creías.
¡NO HAY SOL! Búscalo.
¡SOLO LLUEVE! Baila debajo de la lluvia.
¡TENGO MIEDO! Tus miedos te temen a ti.
¡ESTOY SOLO! Mejor que mal acompañado.
Y así con todo. Míralo bien, rodeado de luces de colores y de ese tipo de cosas que hacen que todo parezca más lúminoso. Hasta yo.
Estás loco, pero estás aquí. Y estás leyendo esto. Así que solo hay una última cosa que pueda decirte.
¡Te quiero!

G.

jueves, 16 de febrero de 2012

Deseos.

-Pienso enfrentarme a ellos sin armadura ni espada.
-¿Cómo?
-Lo que escuchas. Nada de nada, saldré desnuda y les gritaré a esos malditos hijos de puta que no han podido conmigo. 
-¿Estás loca o qué? ¿Cómo vas a salir desnuda? 
-Pues eso, sin ropa y salien...
-¡Menos cinco grados, hay una maldita tormenta de nieve y Madrid se está tiñendo de blanco!
-¿Y?
-¿Cómo qué "Y"?
-Pues eso. ¿Qué más te da?
-No quiero que tengas frío...
-...queriendo decir "no quiero que nadie que no sea yo te vea desnuda." ¿Cierto? No respondas, ya se lo que vas a decir.
-Eres demasiado bonita como para que ellos te vean. No van a saber apreciarte.
-¿Celos?
-¿Celos de qué?
-Tú nunca me has visto desnuda.
-Nunca me has dejado hacerlo.
-No importa, callate y ven.
-¿Ir? ¿A dónde?
-Quiero que seas el primero en verme sin espada ni armadura.
-¿Quieres decir...?
-Desnuda.
-¿Y después?
-¿Después qué?
-Me dejarás acariciarte, supongo.
-Solo si te desnudas conmigo.
-¿Y si luego no puedo frenarme y decido hacerte mía?
-Tú ven. De eso nos ocupamos más tarde.

sábado, 11 de febrero de 2012

Let it snow.

-Cerrar los ojos, tomar aire y gritar hasta soltarlo todo. Esas son las normas del juego.
-La verdad, no me parece nada divertido.
Miraba hacia adelante, con la vista perdida en los copos de nieve que caían movidos levemente por la brisa. Hacía un frío increible. Ella intantaba resguardarse entre las lanas de su bufanda y, aún así, tenía los labios amoratados y las mejillas sonrojadas a causa de la temperatura. Resoplaba de vez en cuando y a veces me miraba. Pero muy pocas. La nieve era más atractiva que yo para ella.
-No he dicho que tuviera que ser divertido. Solo creo que te hace falta.
-Un juego no es un juego si no es divertido.
Hacía ya unos días que la veía distraida. Más de lo normal, como gris, trsite, callada.
Los días como ese, en los que la nieve cubría las calles de blanco e inundaba el aire de silencio, subíamos juntos a la terraza del bloque de pisos y nos sentábamos en la barandilla de piedra. Dejábamos los pies colgando y alzábamos la cabeza con los ojos cerrados, dejando que la nieve chocara contra nuestra cara.
Ella solía reir y decir que estábamos dentro de una inmensa bola de cristal y que a algún niño le había apetecido agitarla. Entonces yo pasaba el brazo por encima suya y la abrazaba, para que no tuviera frío.
Esta vez no, no me había dejado acercarme.
-Es que no vas a divertirte hasta que no dejes de estar mal.
-Odio que presupongas que estoy mal.
Así. Tan simple como eso. Palabras que hacen que la temperatura descienda unos pocos grados. Ella cerró los ojos, los copos de nieve se enredaban en su pelo y en sus pestañas. Se quedaban atrapados entre su cuello y su bufanda, acariciaban las puntas de sus dedos y hacían que su piel palideciera de frío.
Creo que quería llorar, es más, creo que si no lloraba era solo porque sabía que las lágrimas se congelarían en sus mejillas.
Me quité la chaqueta y se la puse por encima de los hombros. Ella me miró y se revolvió enfadada, pero por poco tiempo. Hasta que el calor de mi abrigo comenzó a hacer efecto. Entonces se apoyó en mi y soltó el aire por la boca para ver el frío, como ella solía decir.
-Entonces, simplemente cierro los ojos, tomo aire y grito hasta soltarlo todo ¿no?
-Exactamente eso.- Pasé mi brazo sobre su hombro y la pegué a mi con fuerza.
-¿Y si me escucha la gente?
Entonces tomé aire y grité. Grité hasta vaciarme de todo, hasta dejarme la garganta en ello. Y cuando mi grito ya se había acabado comenzó el suyo. Rompiendo la paz de la nieve, rompiendo el silencio de la calle, rompiendo con todo, rompiendo...
Rompiendo a llorar.