Amor abrasivo, aplastante, incontenible, sin miedos y sin barreras. Algo por lo que merezca la pena sufrir y llorar. Que vaya a aportarte más de lo que vas a dejar para que siga adelante.
Amor caprichoso, tierno, dulce, ingenuo, sin limites, sin principio ni fin.
Ciego, basado en el tacto. En caricias, en susurros, en besos, en mordiscos. Un amor que pueda prescindir de la vista. Que te revuelva la cabeza y te deje una sensación de vacío en el estomago cuando se acabe.
Seguro de si mismo, permitiéndote avanzar entre todo y a través de un campo de minas con los ojos vendados.
Aportándote la fuerza que necesitas para avanzar hasta un final que no ves llegar. Y te encanta.
¿Que pides? Si tienes todo al alcance de tu mano. Si tu corazón se acelera con un solo roce de sus dedos porque has preferido dejarte llevar a dejarlo pasar. Ese tipo de emociones que te estás ofreciendo al permitirte sentir, al dejarte ser feliz de un modo distinto. De una manera bonita y brillante.
Un amor de esos que te obliga a olvidarlo todo erizándote el vello de la nuca al sentir su respiración sobre tu piel, sus manos en tu mejilla y sus labios a apenas unos milímetros de distancia.
Eso a lo que llaman locura.
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