-Tenía mis esquemas montados. Una pieza sobre otra, perfectamente colocadas todas. Y como siempre, alguien ha venido a destruir mi fortaleza.
A mi me gusta ser de piedra y no enamorarme. Y me gusta pensar que nadie puede hacer que se me acelere el corazón con palabras, solo palabras, simples palabras.
No es justo.
No es justo y, ¿Sabes?, ya no sé si me gusta o no saber que existen ciertas personas capaces de romper mis perfectos esquemas en apenas unos minutos.
-Entiendo de lo que me hablas, pero este no es sitio ni lugar. ¿Por qué no vamos a una cafetería? Aquí hace frío y enseguida se pondrá a llover...
-¿Un café?
-...un cigarrillo y charlamos.
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