Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Am, C, G, D.

Tengo las manos heladas y el frío se traspasa a los huecos que deja mi alma, que hoy se parte en rodajas. Mi almohada parece inmensa y aún así no queda espacio para todos los silencios que me obligo a soportar. Quizás en otro lugar, quizás en otro momento, podría hacerte entender las cosas que ahora no puedo. Quisiera hacerte ver los infinitos universos que ahora me estoy perdiendo por fingir conformidad, que a veces parece que solo importan todos los cúmulos ajenos y me ahoga un poco por dentro el saber que da totalmente igual cuanto lo intente, hoy no seré yo otra vez.
 ¿Cómo hacernos entender "que toda la vida es sueño" que todo esto es solo un cuento, vacío, hueco y me pierdo en los espacios que se quedan entre tus dedos que rascando una guitarra que agobia, que pierde y que gana, que gira en las paredes de esta habitación, respira el corazón con la amarga sensación de que la vida se vive llorando, pero esta tarde no. Hoy no.
Y sé que una sola palabra, sin importar si es buena o mala, podría deshacerme y dejarme en un rincón tirada y abandonada o quizás más animada, con el latido desbocado que se apodera de la razón. No quisiera entrometerme, ni quisiera criticar la manera de vivir que han adoptado los demás pero si puedo decir, al menos desde mi opinión, que no me siento como una más del montón. No es un acto de ego, es solo una idea de esas que a veces tengo y quiero que se vea así. Como algo sencillo y pequeño, que se excede en lo modesto de dar una opinión y que esta sea escuchada.
Ruedan por mi cama decenas de pensamientos, escapan por mi ventana y solo quedo yo; encogida en una esquina y más sola que perdida, pero a veces la soledad es la que alimenta la confusión. De eso somos consciente, tremenda y absurdamente conscientes. Eso nos duele, saber que nosotros mismos nos ponemos la soga, la pistola apuntando a la frente. Gritas, pides auxilio, pero en esta inmensa calle no queda gente. Solo quedan "amigos" jugando a desconocerse, a evitarse, a evadirse y a esconderse, no se permite preocuparse, ni querer entenderse. En esta calle no queda gente, solo despojos de huellas dactilares en el costado y no son necesarios en ese preciso instante.
Estoy embotellada en cristal, microclima irrelevante que mantiene mi aire como desde el instante en el que ese alguien me echó de menos por primera vez. Contacto, contacto, contacto. Locura de besos con sabor a vodka barato e ilegalidades de lo más variopintas. Puede que sea eso lo que echo de menos, el contacto. Puede que me falte un poco de eso, ahora no lo tengo, me siento un poco vacía. Pero no tan vacía como cuando me regalaban unas caricias fingidas e interesadas más por pasar el rato que por ser complaciente. Voy a acercarme a esa ventana a gritar y voy a derramar mi mal Karma. 
Es todo tan tóxico, que atrae, que asusta, que engancha. Es una droga descolorida en unos dedos incapaces de sostener esta historia.
Solo es una respiración más que alterada que se cruza como el aire en unos acordes mal grabados, pero que ensordecen mi ánima.

domingo, 25 de noviembre de 2012

1019134.

Se parece tanto a ti que asusta. Cada uno tiene sus problemas y el mío es el malestar que siento cuando me acuerdo de ti. Cuando suena una canción que ni si quiera tenías adjudicada y me echo a pensar solo porque guarda similitud contigo, con lo "nuestro". Una noche, una sola noche en la memoria a veces es suficiente para hacerme retorcer y chillar como si realmente me intentara aferrar al hecho de que no te puedo querer, de que no tengo ese derecho y de que solo quedan "te gusto" con carencia de acento en la o. Seguro que tú encontrarías mejores palabras que yo para escribir lo que pretendo, o lo que pretende cualquiera. Cada uno se encoge y se queda en su campo literario. Me hubiera encantado decirte hace tres semanas que estaba volviendo a ser yo, que he empezado teatro y vuelvo a estar entera. Contarte que me dio por pensar que quizás todo halla sucedido así porque no tenía ese apoyo que supone para mi volver a actuar como tal. Tampoco hubiera estado mal que hubieras estado ahí cuando quise tirar la toalla con eso de la audicción en mi instituto, porque estaba muy nerviosa y no me entraba el texto. Hubieramos hablado y no me hubiera acordado de que al día siguiente valoraría un jurado menor mi "talento", dios mío, quizás me cojan y quiero que lo sepas pero no puedo decírtelo. Porque soy muy orgullosa, soy tan orgullosa que no tengo manera de saber qué tal acabó tu libro o qué tal el golpe que te dieron bajo el ojo, no sé si tienes cicatriz o si ya se pasó del todo. Son tantas las cosas por contarte y preguntarte que ya pesan. Ya cansa llevarlas conmigo.

"¿Recuerdas que siempre decías que nos fuéramos un fin de semana juntos, tal cual? Hagámoslo, vayámonos a la playa." 

Enviar


Fácil, electroviral e instantáneo. Tan sencillo como un clic para invitarnos a pasar un fin de semana en la arena. Realmente me apetece cambiar mi destino de viaje, pero no puedo hacerme algo así por un capricho más breve que una noche de verano. Porque está mal y no suena a razonamiento lógico, aunque suene a razonamiento mío. 
A veces me pregunto muy en serio por qué las cosas conspiran así, pero nadie te da nunca las respuestas que buscas y siempre me quedo a medias pensándolo. Te leo, te pienso, te fumo y me dejo caer en un apagado cúmulo de situaciones que me han llevado a estar apoyada en una ventana con medio cuerpo fuera y toda la cabeza volando lejos. Fácil de sentir el viento en la cara, pero difícil de describir semejante paz. Lo mismo con tu voz y tu imagen en mi cabeza, mi cabecita pensante y desquiciada.
Pero bueno, tampoco quiero extenderme y convertirme en uno de esos idiotas que utilizan miles de palabras para decir algo tan sencillo como esto;

Te echo un poco de menos.




Ahí lo tienes, ahora haz con esto lo que quieras y, por favor, cuídate mucho.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Bring.

Mis pasos, tus cenizas. Cada uno rompe el vaso que más le compensa y ya sabes lo mucho que me gusta jugar al azar. Traerte a mi lado y echarte, dejarte con las ganas. Sentirás el frío rozando tu garganta y pensaras que soy lo peor. Tendrás razón.
Pero, ¿sabes? todo tiene una motivación; pequeñas razones de peso y medidas frías como el vaho de media noche, dime, ¿Alguna vez has gritado bajo la luz de la luna hasta quedarte sin aliento y sentir tus pulmones estallar? Casi, casi, hasta llorar. Dejarte la piel de la garganta y sentirte un poco animal, un poco lobo, un poco libre. Escapa tu voz arrasando con tus cuerdas vocales y librando a tu pecho de sentimientos. Durante un segundo serás totalmente tú existiendo en tu plenitud y créeme que no puede compararse a nada esa sensación, salvo un beso. Se parecen, en el escalofrío que te recorre las entrañas y humedece tus ideas. En el ansia de más roces de labios inesperados, atropellados y estrepitosos. Sentirse el único ser de la tierra durante el segundo de contacto en el que se separa tu mente de ti y se confunde con los pensamientos del dueño de los labios que acarician los tuyos. Pequeños instantes, de locuras celosas de su propia existencia. Seamos vitales, sintámonos vivos con los detalles que nos regalan los pensamientos bestialmente apilados en nuestras cabezas. Seamos suspiros, ya sabes, toda esa poesía  de color verde yerba escrito como se merece y fumado como te apetezca. 
Disfruta de todo lo que venga, como sea. Y siente porque la vida es demasiado fugaz como para plantearse cada pequeños paso y gesto que se nos permite, siendo más de lo que sientes y sintiendo más de lo que eres. Como una paradoja, como unos ojos azules escondidos detrás de un flequillo empapado de lluvia y de miedos y de heridas por no poder rozar la piel que desean. Todo demasiado complicado, demasiado pensado, demasiado masticado, demasido social, demasiado blah, blah, blah, blah de los labios incorrectos. 
Palabras y más palabras más vomitadas que escritas. Porque me apetecía intentar entender por qué pienso lo que pienso y como lo pienso. No sé.
Es como tocar la nieve con los pies desnudos; el calor del frío.