Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Wild like we are.



Duelen, queman, arden. Son como las ascuas aún sin apagar, del fuego que han usado para calentar el hierro que marcará mi alma. Como si mi alma fuera a ser definitivamente de alguien y ¿sabes? eso no es posible...
Soy una sin dueño, soy una sin ley. Soy demasiado libre como para encadenarme y estoy demasiado encadenada por mi misma como para permitir que nadie pueda atraparme más.
Pero me estoy atando, me siento enganchada a un tipo de locura que aún no se muy bien como explicar, que es como una especie de droga maligna que se pega a las paredes de mi organismo haciéndolo funcionar más despacio. Yo por lo menos lo noto más lento a su alrededor, como si una neblina lo envolviera y me impidiera comprenderlo.
Quizás esperan que sea libre, pero me he cansado de ver sus caras de decepción. A lo mejor no estoy hecha para ser libre y mi destino es quedarme en un sólido rincón, sin hacer nada... pero eso no es lo mío.
Por suerte o por desgracia a ellos les decepciona mi carácter, mi manera de pasar olímpicamente de absolutamente todo lo que no me importa y, a veces, también de lo que si lo hace. Y si, se que no debería ser así. Que a todos nos tiene que importar algo y bla, bla, bla...
¿Qué? ¿Qué esperabas? A nadie debería importarle los motivos que nos impulsan a ser como somos y a tomar consciencia de lo que nos importa y lo que deja de hacernos. Pueden obligarnos a sentarnos frente a un libro, pero no pueden evitar que nuestra cabeza vuele. Y pueden obligarnos a ir al instituto, pero nunca conseguirán que estemos atentos si nosotros no queremos. Eso nos hace libres.
Nos imponen una manera de ser, una manera de vestir, un modo de pensar. Pero crecemos y con el paso de los años nos damos cuenta de que no tenemos por qué seguir las líneas establecidas. Nos despojamos de aquello a lo que nos han habituado, tomando nuestras propias decisiones y haciéndonos conscientes de lo que ellas representan. Vemos lo que dejamos atrás y también aceptamos las consecuencias de lo que está por venir.
Puede que, yo que sé, que me equivoque y que todo esto en realidad no tenga sentido.
Te contaré un secreto. Todo lo que acabo de decir sale de una pequeña frase que no guarda relación; una frase de "amor" si quieres verlo así. No me esperaba en absoluto este desarrollo.
¿Puedes entenderlo? Porque yo no.

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