Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

domingo, 9 de marzo de 2014

Coming soon.

Aquel día se despertó cagándose en la puta -por no faltar a su costumbre- por el sonido molesto y chirriante de la alarma del móvil, el cual estampó contra la almohada una vez apagó esta. Se giró en la cama y ,mirando al techo, volvió a notar, como cada mañana, la extraña sensación de vacío que se había convertido en una desagradable compañera de existencia. Suspiró y sentándose en la cama comenzó a hacer memoria de todo lo sucedido en aquel año fatídico. Nombres, colores, olores, sensaciones, heridas... todo retumbaba con fuerza en su cabeza provocándole una de esas náuseas recurrentes en los últimos días. Las experiencias acumuladas ardían en sus pulmones golpeándole las costillas y acelerando los latidos de su pecho. Se levantó de la cama y luchando por no caerse una vez más contra el suelo fue hasta el baño. Se apoyó sobre la taza del baño con la firme intención de vomitar. Pero, ¿vomitar qué exactamente? Anoche no había cenado y apenas había probado bocado en la comida. Chasqueando la lengua molesta y fastidiada se irguió y fue directa a mirarse en el espejo; unos ojos cansados remarcados por unas ojeras muy pronunciadas le devolvieron la mirada desde el impecable cristal.

"¿Náuseas de nuevo? ¿Náuseas por qué? ¿Por qué me da tantas vueltas la cabeza? ¿Por qué...?"

Sus pensamientos se pararon en seco y se dibujó a si misma una expresión interrogante. Hacía esfuerzos sobrehumanos por entenderse. Estudiaba su rostro pausadamente, gesto a gesto, poro a poro, rasgo a rasgo. Se hacía muecas, sonreía a veces, a veces -demasiadas veces, quizás- no. 
Cansada de no encontrar nada en su cara  miró el reloj.

-¡Me cago en la puta! ¡Ya son y media! - exclamó a sabiendas que estaba de nuevo entre correr o llegar tarde- ¿Yo para qué coño madrugo?

Abandonó su reflejo y salió disparada a la habitación. Unos vaqueros, una camiseta, un jersey... anoche había escuchado en las noticias que haría frío; una bufanda. Una vez escogido todo, lo abandonó en la cama y se dedicó un momento a si misma y mirándose esta vez en el espejo grande de su habitación se dio cuenta de que las cosas habían cambiado mucho aquel último año. Su pelo crecía sin orden ni control, su cara de niña empezaba a adquirir una expresión adulta, madura... ¿Madura? ¡Sus pechos! ¡Esos si que habían madurado! "Tampoco tanto" se dijo así misma "Pero al menos son bonitos" sonrió negando con la cabeza un poco a su pesar. Su cuerpo ya no era lo que era, lucía firme y robusto aunque sin dejar de ser, en cierta medida, delicado y bonito a su manera. Ya no era una niña aunque acabara de darse cuenta de ello. Aunque todas las mañanas tuviera que mirarse para darse cuenta de ello.
De golpe se acordó de la hora y de las prisas y poco a poco empezó a vestirse. Si ya iba a allegar tarde tampoco era necesaria tanta prisa.
Cuando creyó tenerlo todo, se dirigió a la puerta, mochila a la espalda, y justo cuando estaba a punto de bajar las escaleras se dijo a si misma que quizá sería una buena idea coger unos guantes. Tiró la mochila y abrió el cajón de la cómoda dónde tenía sus gorros y sus guantes. Y ahí estaba.
Se quedó paralizada momentáneamente. Como si se tratase de una joya perdida lo sacó del cajón, con los ojos como platos, despacio, temblando. Sus ojos se humedecieron un poco,  una sonrisa nostálgica se hizo dueña y señora de su boca. Se lo puso. Claro que se lo puso ¿cómo no hacerlo?
Ni si quiera tuvo que mirarse al espejo. Sabía exactamente que la visión que iba a encontrarse era lo que llevaba buscando durante todo aquel año. Aquello que aunque no quiso admitirse añoraba.
Cogió la mochila y salió de casa. Sonreía. Volvía a ser lo que antaño había sido.

Volvía a ser La chica del gorro Azul.

1 comentario:

  1. Oooh!!!! me encantó!!!!! *_*
    es preciosooo!!!!
    A veces, echamos de menos ser lo que eramos... y cualquier cosa que nos recuerde nuestro "yo" de antes, nos hace felices...

    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/

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