Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

domingo, 13 de enero de 2013

Mascarade.

Existir, lo reduces todo a eso. Lo coges con cuerdas finas y lo atas a cualquier recoveco que yo me deje sin cubrir, lo atas con la esperanza de aplacar tu culpa y al final tratas de atarlo al rededor de mi cuello como si fuera una soga, volviendo a dejarme a mi con la mala sensación de cortar tus cuerdas y no mirar cuando estallas contra el vacío. Eres poco más que un vil marionetista al que le ha salido la jugada mal y ahora intenta enmendar sus errores, pero esta marioneta revolucionaria ya estaba cansada de tener que ser como las demás y de guardar las apariencias de conformidad por simple miedo o por cruenta culpa. Tuviste mala suerte al toparte con alguien que no te siguiera el juego y fuera un participe más de tu guiñol de la humillación, del miedo y de las promesas chamuscadas. Uno no intenta plantar en un terreno seco al igual que no intenta creer a una boca plagada de mentiras, por muchos besos que esta hubiera prometido. Y no me hagas hablar de los abrazos, porque eso sería obligarme a sacar la risa sarcástica de la alcoba y la mascara del absurdo para mirarte desde cualquier esquina de esta satírica situación y comenzar a reirme de todas tus palabras una tras otra sin nigún tipo de consuelo o descanso.
No. No puedes creer que eres un centro universal cuando a penas eres una mota de polvo que se rodea y cubre de más motas de polvo en una estantería, porque no tienes ese derecho. Porque te ha pillado muy por los pelos llamar "malentendido" a un "malobservado", "malcomprendido", "maleido" ya sabes, suenas más a excusa de reincidente que a auténtico arrepentido en busca de la redención. Prefiero que cargues con tu culpa y parecer una zorra pérfida y desalmada a darte un respiro que te permita tener un recoveco de paz por el que observar una luz imaginaria. Porque ahí es dónde reside la auténtica crueldad y no soy tan visceral como para poder hacerle eso a nadie.
Solo espero que todavía tengas en mente la posibilidad de odiarme desde tus más retorcidos pensamientos, ganas de escupir sobre mi tumba y de correr a decirle a mi madre lo zorra que es su hija. Dios mío, de conseguirlo estaría tan satisfecha. Se reflejaría en mi rostro el placer que me produce haberte llevado a la más pura perdición del sentido de la codicia, tanto esfuerzo y tanta bilis dando fruto. Solo espero que al fin entiendas dónde empezamos y dónde nació el problema. 
Simplemente te doy algo en que pensar, si es que aún lo practicas.