Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

lunes, 21 de abril de 2014

Ya me derribaron muchas tardes más cuando me creía indestructible.

Estoy al borde de ser borde.
Estoy al borde de mandarlo todo a la mierda y aceptar la rendición como opción válida.
Estoy al borde de adoptar la cobardía por bandera, esconderme debajo de mil mantas y llorar hasta que hayan pasado doscientos millones de años desde hoy.

Estoy al borde del abismo y he mirado hacia abajo y en la negrura de mi propia desesperación me pareció que no había nadie para recogerme si caía. No encuentro puertas ni ventanas de salida en una habitación oscura y vacía; no hay nadie, no queda nadie, nadie por ninguna parte. No hay puertas ni ventanas, no entra la luz, no corre ni una pizca de aire; es un ahogo constante y alguien parece susurrar insistentemente "no estás preparada".
Y se trata precisamente de esto; buscar la medida en la cual eres capaz de levantarte del suelo y sobreponerte al temblor de piernas. De dejar de necesitar alguien en quién apoyarte y tirar a patadas los muros de la celda que tú mismo has creado ladrillo a ladrillo alrededor de ti. De apostar fuerte por los cojones que tienes que echarle a las situaciones que te dominan y arrancarte a bocados el traje de cobarde que te oprime. No se trata de jugarte la vida; se trata de ir un paso más allá. Se trata de por una vez tomar las riendas del juego y saber que todos y cada uno de los segundos empleados en tareas tediosas, vomitivas, repugnantes y repetitivas no son en vano. Que todos y cada uno de esos segundos son un paso más para alcanzar la meta que nadie más que tú mismo te has impuesto.
Los miedos de última hora, las inseguridades causadas por la falta de confianza... toda la vorágine causada por el esfuerzo, todo lo que se arremolina en tu cabeza, todo con lo que ya contabas, quizás de forma inconsciente.
Es el momento de mirarse al espejo y encontrar en el último recoveco de tus pupilas el valor suficiente para secarse los ojos y enfrentarse a la cosa más aterradora del universo: el futuro.
No es fácil, lo sé. Pero no es imposible.
Y si otros han podido hacerlo, ni tú ni yo vamos a ser menos.

Pero no voy a negarte que dan ganas de romper con todo.




Buena suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario