Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

They should know it.

Mirando aquellas las fotos recordó lo mucho que le gustaban aquellas tardes que olian a calor y sabían a verano. Recordó las flores rojas y también el cesped a la sobra de los enormes árboles.
Las canciones que repetían una y otra vez, hasta reventar. Las bromas que habían conseguido que, en medio de las lágrimas de los preciosos ojos de aquellas chicas, sonrieran de nuevo y de aquella manera tan bonita.
Los abrazos, los besos, las noches en vela, los consejos, las historias, las peleas, las reconciliaciones, los segundos, los minutos, las horas y los días. Las conversaciones por telefono minutos antes de verse para contar otra vez lo mismo, volviendolo a escuchar como si fuera la primera vez.
Las palabras duras, las que hacían daño pero eran reales. Aquellas, eran las que más fuertes las hacían.
Todos los recuerdos iban y venian en su cabeza. Muchos se perdían entre el humo del cigarrillo que sostenía entre las manos y tenía miedo de perder los detalles que más felices las habían echo, de perderlas a ellas.
Recordaba las palabras más amables y las más bajas, sucias y rastreras. Y como si hubieran sido un club de suicidas, interiorizaban los momentos más amargos y se los callaban.

Le apetecía recordarlo todo, y como las quería, las quería tanto y tanto.

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