Voy a fumarme la vida y los restos de mi historia. Moldearé cada segundo para convertirlo en eterno. No importan los demás, en este juego entramos yo y el humo. No hay jueces, no hay jurado, no hay nadie para mirar como he decidido quemarme. Es mi fuego y no el suyo el que ahora crepita en medio de la noche. Es mi historia la que arde mientras se consume el cigarro.
¿Y a ellos qué más les da el modo en el consumo mi vida? ¿No se pasan ellos trabajando, encorvados sobre sus escritorios grises, en una oficina triste, situada en medio de una ciudad llena de una polución que ellos mismos han puesto ahí? No creo que el humo negro de su polución sea mejor que las volutas blancas que salen de mi boca.
Y aún hoy cuando decido que voy a quemar el tiempo nadie lo quiere ver bien.
Pero, ¿sabes qué? Yo ya he decidido como quiero que sean las cosas y también como hacérselas ver al resto del mundo. Puedes aceptarlo o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario