Abrió los ojos unos segundos después, notando como el mundo le daba miles de vueltas a la cabeza. Se miró al espejo; algunas gotas de agua resbalaban aún por su cara para luego dejarse caer hasta el mármol blanco del lavabo y estallar, como si fueran cristales, despedazándose y rodando hasta el desagüe. Pero ella no lo vio se miraba a si misma con atención, como si no se reconociera, como si no fuera ella. En los ojos brillaba el miedo, la duda, la indecisión. Tenía la expresión asustada de una niña que acaba de recibir una noticia; sabe que es mala por la actitud de los mayores al dársela, pero no la entiende y está tratando de asimilarla. Esa sensación de desconcierto, la misma.
Junto con las gotas de agua, notó como una lágrima recorría su mejilla y solo la distinguió por el calor que esta emanaba en contraste al frío de las gotas de agua.
Y dejó escapar un sollozo.
Tenía que ser fuerte ella sola y convivir con el "Quiero contártelo, pero no quiero que lo sepas."
Se dejó caer al suelo, su cabeza golpeó violentamente contra el suelo acrecentando su sensación de aturdimiento. Torpemente y enganchándose al escaso mobiliario del baño, llegó hasta la taza del váter y abrió con un gesto brusco la tapa, comenzando a vomitar. Su cuerpo se convulsionaba al compás de las arcadas. Agarraba con fuerza los bordes del váter temiendo caer de nuevo y acabar chocando contra el suelo. El vómito y las lágrimas se mezclaban en el agua. El olor la estaba mareando aún más. Con el cuerpo todo pálido y tembloroso, echó mano de una toalla con la que poder limpiarse la boca.
Después, se quedó unos segundos apoyada en la taza, esperando a que los temblores desaparecieran y el entumecimiento de sus piernas se esfumara.
Finalmente, se levantó. Apoyándose en la taza primero y en la pared después llegó hasta el lavabo. Bebió agua y volvió a refrescarse la cara. Echó un rápido vistazo a su reflejo en el espejo y salió del baño tambaleándose.
Y después alguien acudió en su ayuda, si, esta no es una de esas historias que acaban mal. Porque no estaba sola, porque el problema no era solamente suyo y tenía alguien con quien contar. Porque aquel mal rato fue solo una piedra en el camino y encontró a alguien que la ayudó a ponerse en pie.
Fin.
Me falla el final, pero por lo demás un 10. :)
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