Behind.
Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.
jueves, 19 de julio de 2012
Seres que sienten, padecen, se desvanecen.
Pocas veces se dejaba caer por su cobertizo, de hecho iba solo cuando necesitaba coger algo y alguna vez iba a tirarse en el colchón a dormir o a rasgar la guitarra. Aquella vez había ido allí porque no sabía a dónde podía ir.
Ella no era normal, no en el sentido de tener habilidades especiales o algo que la caracterizara. Simplemente era rara, extraña, estúpida, diferente, desconfiada.
Muchas veces se preguntaba cómo podía haber acumulado tantas cosas en un espacio tan pequeño y casi nunca encontraba una respuesta satisfactoria. En la pared, aleatoriamente colocadas, estaban la mayoría de las fotografías que había tomado con su polaroid. Recuerdos, instantes, lugares, segundos de su vida atrapados en pequeñas imágenes que la hacían soñar y volver la vista atrás.
Pero no había ido a su "casa" para recordar. No. Estaba allí para pensar, para encontrarse.
Hacía días que no se sentía ella, estaba como perdida y distraída. No se encontraba a gusto con su ocupación que no la proporcionaba un futuro ni un amor candente de esos que tantas veces había imaginado. Tal vez debería dejarlo y buscarse un curro que la hiciera sentir plena, a gusto y en calma consigo misma.
Pero era totalmente consciente de lo mal que estaba todo y del lío que suponía cambiar a esas alturas.
Y es que al final todo se reducía a eso, cambiar o no cambiar. Dejarse querer, mostrarse como era, contar su historia, volver a casa y disculparse con la gente a la que había hecho daño con su actitud.
-A la mierda con todo, es la hora de marcharse.
Cerró la maltrecha puerta del cobertizo y se encaminó a la ciudad.
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