Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

lunes, 9 de julio de 2012

Grita.

Abrió el grifo y dejó correr el agua, esperando a que estuviera todo lo fría posible. De vez en cuando, tanteaba con el dedo la temperatura. Estaba apoyada en la pared, con los brazos cruzados a la altura del pecho y la vista perdida en dirección al chorro de agua. Comprobó que el agua estaba lo suficientemente fría, se inclinó sobre el lavabo ahuecando las manos y dejó que el agua cayera sobre estas antes de acercar la cara haciéndola tomar contacto con el agua helada. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, erizando el vello de su nuca y obligándola a tensar la espalda.
Abrió los ojos unos segundos después, notando como el mundo le daba miles de vueltas a la cabeza. Se miró al espejo; algunas gotas de agua resbalaban aún por su cara para luego dejarse caer hasta el mármol blanco del lavabo y estallar, como si fueran cristales, despedazándose y rodando hasta el desagüe. Pero ella no lo vio se miraba a si misma con atención, como si no se reconociera, como si no fuera ella. En los ojos brillaba el miedo, la duda, la indecisión. Tenía la expresión asustada de una niña que acaba de recibir una noticia; sabe que es mala por la actitud de los mayores al dársela, pero no la entiende y está tratando de asimilarla. Esa sensación de desconcierto, la misma.
Junto con las gotas de agua, notó como una lágrima recorría su mejilla y solo la distinguió por el calor que esta emanaba en contraste al frío de las gotas de agua.
Y dejó escapar un sollozo.
"¿Y ahora qué?" Se decía notando una fuerte presión en los hombros que la obligaba a encorvarse poco a poco en dirección al lavabo. "¿Y ahora qué coño hago, si estoy sola?" Los pensamientos golpeaban su cabeza como si fueran flechas a la velocidad de la luz. Se sentía aturdida, quería vomitar. Vomitar miedos, vomitar palabras, vomitar sus gritos de agonía y todo lo que llevaba dentro.
Apoyó la frente en los antebrazos que estaban, a su vez, apoyados sobre el grifo. Le dolía la cabeza. El dolor punzante que llega después de haber estado llorando. Trataba inútilmente de calmarse un poco, de serenarse, de tratar de pensar con claridad. Pero no podía y no tenía a nadie cerca para mendigarle un abrazo o una palabra amable, así que ella misma tenía que decirse entre susurros "todo va a salir bien", "no te preocupes"...
Tenía que ser fuerte ella sola y convivir con el "Quiero contártelo, pero no quiero que lo sepas."
Se dejó caer al suelo, su cabeza golpeó violentamente contra el suelo acrecentando su sensación de aturdimiento. Torpemente y enganchándose al escaso mobiliario del baño, llegó hasta la taza del váter y abrió con un gesto brusco la tapa, comenzando a vomitar. Su cuerpo se convulsionaba al compás de las arcadas. Agarraba con fuerza los bordes del váter temiendo caer de nuevo y acabar chocando contra el suelo. El vómito y las lágrimas se mezclaban en el agua. El olor la estaba mareando aún más. Con el cuerpo todo pálido y tembloroso, echó mano de una toalla con la que poder limpiarse la boca.
Después, se quedó unos segundos apoyada en la taza, esperando a que los temblores desaparecieran y el entumecimiento de sus piernas se esfumara.
Finalmente, se levantó. Apoyándose en la taza primero y en la pared después llegó hasta el lavabo. Bebió agua y volvió a refrescarse la cara. Echó un rápido vistazo a su reflejo en el espejo y salió del baño tambaleándose.




Y después alguien acudió en su ayuda, si, esta no es una de esas historias que acaban mal. Porque no estaba sola, porque el problema no era solamente suyo y tenía alguien con quien contar. Porque aquel mal rato fue solo una piedra en el camino y encontró a alguien que la ayudó a ponerse en pie.
Fin.

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