Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

martes, 20 de marzo de 2012

I hope that you're as crazy as me.

-¡Vamos a jugar a que somos únicos! ¡Dame la mano y vamos a correr entre la gente, vamos a darle la vuelta a Madrid y a gritar en medio de la Gran Vía!- buscando ratros de burla en los ojos de ella, se ha quedado mirándola como idiotizado. Sonrien-
-¿Qué dices? No podemos hacer esas cosas, es una locura.- Ella deja de sonreir y le mira frunciendo el ceño, con un mohín infantil. Él no habla en serio, pero le gusta verla sobreactuar.
-¡Pero tú siempre dices que hay que hacer locuras! Y Madrid es muy grande, hay mucha gente. No creo que nadie nos mire si gritamos un poco o si nos subimos a cualquier estatua, no creo que les importe que nos bañemos en una fuente a las 3.00 de la mañana en una noche de verano.- Agitando los brazos hace gestos que apoyan cada una de sus proposiciones, le tiemblan las manos solo de pensar en gritar por Madrid.- Pero no es lo mismo si no vienes tú. No haría nada eso si no vienes tú.
-¿Y por qué yo?- Se acerca un poco a ella, apoyando las manos en sus hombros, haciéndola bajar los brazos y cerrar la boca.- ¿Por qué yo y no cualquier otro? Alguien que grite más alto, que corra más rápido o que no tenga inconveniente en meterse contigo en una fuente a las 3.00 de la mañana en la noche más calurosa de todo el verano, ¿Por qué yo?- Unos centimetros menos de distancia. Ella está roja y a él le hace tanta gracia ver como poco a poco se va poniendo cada vez más nerviosa...
-Pues porque no quiero gritar con otra persona. -Titubea, duda que debe decir o hacer. Pero recupera la compostura hablando con un tono infantil, como la súplica de una niña pequeña.- ¿No gritas lo suficientemente alto? ¡Yo gritaré el doble por ti! O la mitad, para que se nos oiga a los dos, lo que tú quieras. Además, no digas tonterías ¡tú también quieres esto! Quieres hacer locuras y estupide...- Un corte seco, un beso. ¿Para qué tanto hablar si todas aquellas locuras iban a llevarlas a cabo discutiéndolo o no?
Una sonrisa, unos instantes de pausa, un leve roce de labios, una caricia. El universo en persona envolviéndolos lentamente. Y entonces, al final de todo, una mirada.
-Cállate, idiota. Sabes de sobra que haría cualquier locura contigo. No vuelvas a pedirme permiso, solo agarra mi mano y echa a correr. Yo te sigo.- Él sonrie, ella también sonrie y abrazándose a su cuello le da la razón en forma de beso.


Y ya no dicen nada más. Porque no hace falta.

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