-Puedes llorar, no me molestaré si lo haces.
-No quiero llorar, estoy perfectamente.
-De acuerdo, como quieras...
-...
-¿Seguro que estás bien? Tiemblas.
-No, no tiemblo. Será frío.
-¿Frío? ¿En pleno Agosto? No tienes por qué mentirme.
-¡Tengo frío! ¿vale? Déjame ya tranquila. No, no ¡estate quieto no me abraces...
-Tarde. No voy a soltarte.
-Puedes hacerlo, no voy a caerme...
-Yo creo que si. ¿Tanto te duele todo esto que necesitas hacerte la fuerte?
¿Tanto te molestaría que te viera llorar? Te conozco desde hace mucho tiempo y te he visto llorar muchas veces ¿Por qué hoy tiene que ser diferente? ¿Por qué puedo verte llorar por algo tan simple como que no has podido ir a un concierto y no puedo verte llorar por esto?
-Yo no decido cuando lloro y cuando no... y ahora no lloro porque no puedo, no porque no quiera.
-Mientes. Se te da muy mal, a mi no vas a poder mentirme nunca y lo sabes. Estás a punto de llorar y no creo que sea nada malo. Eres tú y solo tú quien lo ve mal.
-No voy a hacerlo...
-Estas llorando.
-¿Puedes habrazarme más fuerte, por favor?
-Todo lo fuerte que quieras. No pienso soltarte hasta que no me lo pidas, si quieres estaré el tiempo que haga falta aquí. Y besaré tu frente y acariciaré tu pelo... y... y...
-Cállate. Con que me abraces con fuerza estaré bien...
No hay comentarios:
Publicar un comentario