Y ahí estaré yo, detrás de tu ventana, acumulando mis pensamientos como se acumula el vaho en los espejos. Y me apoyaré en mi misma y reafirmaré mis ideales, chillaré, me retorceré y moriré de ganas de quebrarme la boca por un beso o por una de esas sensaciones tan estúpidas como ciertas.
Miraré desde un rincón de la estación como alguien toma mi tren y se va a donde debería ir yo. Odio quedarme parada cuando debería estar corriendo detrás de mis oportunidades y abrazándolas, dejando borradores escritos por todas partes, frases que nadie lee, que a nadie le importan realmente.
No quiero seguir parada otra noche más, soñando con las aventuras que no he vivido y no me gusta tener miedo, ni que el miedo me frene.
Quiero dejarme llevar, que me puedan las ganas, mandar a la mierda al mundo y a los complejos que me han establecido. Quiero llorar cuando me apetezca y que nadie me pregunte qué coño me pasa o por qué no puedo parar de llorar. Una vez más, me asomaré a mis miedos para gritar, para chillar, para patalear y quejarme. Porque, Dios, amo quejarme. Y ser inconformista y que a nadie le importe, que pasen si quieren o se impliquen si les apetece.
Y quiero amar, y que me amen. Dejarme ser con quien me importa, dejar que me desmonte y me descubra y quiera quedarse conmigo solo porque le gusta más lo que solo él puede ver. Joder, quiero dejarme bañar por la locura tormentosa de mis ideas despedazadas. Y quiero que en noches como esta se me haga caso, se me escuche, se me tenga en cuenta.
¡Quiero que me leáis con atención aunque os importe una puta mierda lo que estoy pensando y por qué estoy escribiendo! ¡Y que alguien me quiera ahora! ¡Que satisfagan mis caprichos, todos y cada uno de ellos! Los más estúpidos y los más extraños.
Te juro que ahí estaré, detrás de tu ventana dibujando círculos en el vaho, dibujando miedo en tus cristales. Porque me apetece, porque mi capricho es estar ahí, como una idiota plantada con los ojos vidriosos y cansados, con las pestañas temblorosas y los dedos entumecidos a causa del frío. Pero ahí, cuidando de ti, ahuyentando tus miedos, ocupando tus sueños, desmembrando tus pesadillas. No sé, lo que te apetezca. Porque ese es mi capricho esta noche, apartarme del mundo hasta el silencio de tu ventana y quedarme ahí, ignorada y pequeña. Porque no tengo ningún tipo de ganas de hacer otra cosa. Porque no me quedan fuerzas.
Porque si.
Hey... me gusta la "fuerza" con la que escribes. Lo has notado? esa es la actitud xD en realidad no soy quien para decir eso. Suerte con tus cosas, saludos chica del gorro azul.
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