Todos tenemos derecho a querer ser libres y a estar confusamente enamorados.
Tenemos derecho a llorar, a gritar, a reir y desear que el mundo sea nuestro. No importa lo locos que estemos, ni como seamos. Nadie merece menos de lo que sueña.
Podemos ser unos hijos de puta, una mierda de personas. Pero merecemos lo que soñamos porque, si, todos somos humanos.
Seguro que alguna vez te has quedado mirando la luna llena solo porque su brillo te inunda los ojos y sientes que respiras mejor, a mi si me pasa. Me pasa con la luna y también con las nubes que recortan la silueta del cielo azul. Me pasa con el mar, con el fuego y con todas esas cosas que son preciosas a pesar de que nadie pueda entenderlo. Esas cosas pequeñas que no sabemos ver o que a veces quedan eclipsada por el brillo de lo material. A mi no me importa demasiado cuanto cuesta tu nuevo movil, tus gafas, las zapatillas, "¡Esos vaqueros son geniales! ¿Donde los has comprado?" no.
Me gustan las luces brillantes de la ciudad por la noche y las risas que se escuchan como un eco cuando pasas al lado de una terraza y un grupo de gente toma café y charla animadamente sobre como han pasado el fin de semana.
Adoro las casas grandes, pero creo que las pequeñas son encantadoras a su manera. Creo que las personas se parecen un poco a las casas y que por mucho que te guste un tipo de persona todas tienen algo lumínico y brillante que mostrar. Me gustan las personas.
Y me gustan también las cosas que las personas hacen, pero nunca despreciaría el medio natural. Ni despreciaría el olor a café recién hecho, ni si quiera el olor a tabaco que sale de la habitación de mi hermano.
¡Hay miles de cosas en el mundo que me gustan y que son tonterías!
No son todo sonidos, no todo son colores, no todo son olores. A veces, en mi propia cabeza, formo ideas equivocadas de cosas que no tienen absolutamente nada que ver con lo que me rodea. Mi mente vuela, se va lejos, se imagina lugares radiantes y ocultos en el corazón de algún bosque, en lo alto de una montaña o por encima de las superficies espaciales. Recreo situaciones perfectas y preciosas que me hacen sonreír a pesar de su irrealidad, que me emocionan y me hacen rebosar de sentimientos enredados.
Pero no solo eso, no. También recuerdos; una caricia, unas palabras, un contacto, un beso... todo. Me hace temblar, sentir escalofríos y escalofriantes emociones.
Por eso elegí vivir y soñar y amar y recordar. Con todo lo bueno y lo malo que eso nos trae. Con las consecuecian de los malos recuerdos y las ventajas de los sueños permanentes.
¿Qué quieres que te diga? Pudiendo ser diferente esta, para bien y para mal es mi vida.
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