Ya va siendo hora de que me admita a mi misma que estoy a la cola.
No puedo enfadarme contigo, porque no es tu culpa. Pero estoy enfadada, más conmigo que con nadie, por tomarme tantas molestias para verte hoy y emplear tanto esfuerzo para nada. Por querer ser la primera en abrazarte y no poder estar ahí. Y tener que esperar y que otros vayan a poder estar contigo mientras yo estoy encerrada entre cuatro paredes con las narices metidas en un libro.
Y muero de rabia y de celos y de envidia y me ahogo en mis propias ganas de dejar de llorar, pero no puedo parar. Hace días que no puedo parar.
Te juro que me hubiera bastado con cinco minutos para compensar estas semanas. Que con cinco minutos se hubieran borrado estos últimos días de sentirme sola y abatida. Pero no va a ser posible y no va a haber nada.
Aquí seguiré, despertandome cada días con ganas de que estés a mi lado. Tomándome el colacao antes de ir a la biblioteca a dejar que mi dolor de cabeza suba como si fuera levadura, pretendiendo que sigues lejos para no tener la tentación de correr a buscarte y mandarlo todo a la mierda para poder estar contigo. Pero no tengo ese derecho. Porque tengo palabras que memorizar y poco tiempo para ellas, nada para ti.
Y me pregunto si a ti no te sentará mal. Si a ti no te hubiera gustado verme a mi antes que ver al resto, si no recuerdas que me debes miles de abrazos y que todavía tienes que comerme a besos. Pero tampoco voy a preguntártelo, porque sería estúpido comerte el tarro y hacerte sentir minimamente culpable por algo que ni es tu culpa, ni tiene remedio. Así que me callo, pero descargo toda la rabia y el mal estar y las ganas de mandarlo todo al puto infierno, aquí, en mi espacio propio.
Tal vez quiera que lo leas. Que te importe. Que sepas que estoy de mierda hasta las orejas y que me siento muy mal y que no te lo pienso decir. Si quieres descubrirlo estás en tu derecho y si quieres reprochármelo también.
Hoy me iré a dormir, con la sensación de que todo está mal dentro de mi. Porque lo que para muchos puede significar algo pequeño y estúpido, para mi era realmente importante. Y me acostaré con las dudas y con las lágrimas como compañeras y con un dolor de cabeza de esos que no se quitan ni a golpes. Y soñaré contigo, porque soy la primera siempre para torturarme. Me dejaré comer por mi propia mierda y morire de ganas de estar sola por no poder estar contigo.
Lo siento. Siento ser así y quizás te desagrade leer esto y saber que eres tú para quien está escrito. Pero ya me conoces y sabes de sobra lo que hay. Y lo que hay es una niñata caprichosa que se enfada por tener que estar a la cola de todo el mundo.
Y ahora, si no te importa, me voy a consumir un cigarrillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario