Tengo espacio suficiente en mi cama y en mi almohada para ti y para todos los pensamientos que pesan en tu cabeza. Puedes venir, dormir, descansar del mundo durante el tiempo que quieras y después marcharte.
Vuelve si quieres. Échame de menos u olvídate de mi, para esto es para lo que valgo. Para dejarse llevar, para dejarse hacer, para sentirse libre y una vez renovado abandonar.
No me mires así, que no es triste, que no es malo. Cada uno asume su destino como puede y yo ya tengo claro el mío.
Soy puerto de paso para viajeros varados, para caminantes cansados y soñadores abatidos. Ofrezco cobijo a corazones desolados, desgastados y malheridos de gente que necista alguien con quien hablar, para llorar, estar en silencio o para amarse. Esas personas cansadas de la extraña soledad que se siente a veces cuando se siente todo, pero no se está conforme con nada. Vienen y durante una noche se olvidan del mundo y de que existen, buscan ser lo más ellos que puedan.
Hay veces en las cuales alguno vuelve buscándome, abrazándome y pidiéndome más tiempo. Yo acepto, por supuesto ¿Qué más da? me digo. Y también yo echo de menos a algunos viajeros, a los que más tiempo pasan conmigo. Esos que recurren a mi cuando el camino es largo y duro y requieren de mi calor, pero vuelven con una sonrisa cuando todos sus caos se han vuelto a centrar y solo quieren devolverme el favor. Pero solo soy un paso en el camino y pronto se van.
No importa, da lo mismo, mi cama y yo estaremos encantadas de recibirlos de nuevo.
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