Eres como esos poemas que nadie quiere escuchar.
Y yo, me senté en tu ventana, dispuesta a mirarte y callar.
Llegados a este punto, seguramente ya sabrás,
que se deshacen mis segundos cuando tú no estás.
No sabes el miedo que me da que algún día ya no te apetezca besarme más,
dejarte marchar, perderte así, sin más.
Que un día decidirás volar y no querrás que sea conmigo.
Desconoces el temblor que me recorre al pensar
que no me volverás a susurrar más tus "te quiero" al oído."
"Joder, estoy de los nervios. Me tiemblan hasta las pestañas" y no importa el tiempo que pase. Siempre que faltan pocos minutos para verle piensa lo mismo. Sin saber que cara poner, que palabras decir y con el pecho a punto de reventar, se acerca a él siempre muy despacio. Y entonces un beso, solo un beso es suficiente para hacer que todas esas ideas vuelen de su mente. Una pequeña sacudida y su interior vuelve a estar en calma.
¿Pero y él?
Le mira de reojo, tratando de saber qué es lo que piensa, qué es lo que siente cuando ella está cerca. Y nunca dice nada, provocando uno de esos silencios cargados de dudas que solo ella puede percibir.
Entreabre la boca con la intención de hablar. La cierra, habiendo dejado escapar poco más que un balbuceo imperceptible y se muerde el labio.
"Cómo me gustaría ser más valiente, joder..." su pulso se acelera de nuevo con este pensamiento, le mira y se ríe con las cosas que dice, escuchando con atención todas sus palabras.
Y todo parece distinto, raro, brillante, nuevo. Sonríen.
Se imagina a si misma parándole para darle un beso. Porque si, porque le apetece notarle cerca. Pero continua caminando sin saber si coger o no la mano de él. No le gusta cuando está lejos, pero le da miedo pedirle que se acerque. Y su cabeza se llena de todo tipo de contradicciones.
Y entonces un brazo rodea sus hombros, frenándola. Frenando su respiración y hasta su pulso.
Despacio, muy despacio, sus labios se encuentran. Con suavidad, como una caricia. Se escapa una sonrisa, un suspiro, se escapan los segundos y sus labios no se separan.
Y sin ninguna prisa, se separan. Y siguen su camino vete tú a saber dónde, sin parar de reír.
Dame 10 segundos más. Lo convertiré en un mundo.
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