Behind.

Un trozo de espejo, un vaso con agua, una canica que no sabe girar, unos gritos envasados al vacío que nadie quiso nunca escuchar, una mirada en una cámara de fotografía, una gran bola de cristal que refleja el cielo, un arcoiris pintado en un trozo de servilleta, dos palabras escritas con rotulador en el marco de una puerta, un nombre, una sonrisa, una canción, siete frases de siete palabras, miles de listas de cosas que nadie entiende;
papel y un bolígrafo.

miércoles, 20 de abril de 2011

Siempre.

Hay una niña pequeña. Está en frente de la ventana mirando al cielo con los ojos llorosos.
-Peter Pan ya no va a venir ¿verdad?- pregunta en voz alta, pero nadie la responde- Me habéis obligado a crecer y a hacerme mayor... no quiero se mayor, quiero irme a Nunca Jamás y sobrevolar el estanque de las sirenas. Y luego luchar contra ese bellaco de Garfio ¡Que horrible hombre! Quiero jugar a buscar el tesoro y quiero perderme por la isla. Quiero bailar toda la noche con los indios, por que a mi no me podrán parar. No quiero ser una madre ¡Quiero ser un niño perdido! -dijo poniéndose de pie y mirando a su alrededor. Estaba sola, sola en aquella oscura y triste habitación de aquella oscura y triste casa.
Y no, no era una niña. Hacía siglos que no lo era mentalmente y apenas unos días que tampoco su cuerpo se correspondía con la idea de niñez que tenía el mundo.
-Maldita sea- susurró y volviendo a mirar a la ventana con los ojos anegados en lágrimas gritó- ¿Por qué? ¿Por qué nunca viniste a buscarme? ¡Era la niña más perdida del mundo! ¡Nadie en el mundo estaba más perdido que yo! ¡Ni si quiera tú! -Respiraba dificultosamente y apenas podía distinguir la silueta de la luna.
Se tiró al suelo y lloró, lloró encogida y al principio enfadada. Pero no estaba enfadada, el brillo de la luna se reflejaba en sus ojos y volvió a hablar, más serenada esta vez -¡No quería crecer! Yo quería escapar de los gritos y siempre pensé que tú vendrías a llevarme lejos de aquí; de la ciudad y de mi miedo. Yo solo quería que una de las miles de noches que observaba las estrellas aparecieras volando... pero no lo hiciste nunca. Y no lo harás ahora...
Lentamente cerró los ojos y apoyó la cabeza en el suelo suspirando, hundida en sus propias lágrimas y perdida en su abatimiento.
-No tengo la intención de enfadarme contigo Peter, eres demasiado importante para mi como para enfadarme contigo. Se que vendrás, que tardo o temprano estarás aquí. Y que me vas a liberar de todo este miedo, de todo este odio... Aunque solo sea...en mis sueños.
Su voz a penas se escuchaba como un susurro y sus ojos cerrados ya no lloraban más simplemente esperaban a poder volver abrirse.
-Nunca digas adiós porque decir adiós significa ir lejos e ir lejos significa...olvidar.
Una noche más él se acercó a su ventana y la vió allí tirada y dormida. Se acercó a su oreja y apartando el pelo de su cara susurró. 
-Necesito que estés despierta, no puedo arrastrarte conmigo. Necesito que vueles y se que en tu cabeza hay pensamientos con los que volar. Aunque tú no lo creas.-
Besó su frente con suavidad y aunque solo fuera un sueño, ella lo sintió y sonrió sin llegar a despertarse. 
-Algún día sobrevolaré... Nunca Jamás.

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